Torrelacárcel es un municipio español en la provincia de Teruel, Aragón, ubicado cerca del río Jiloca y a 35 km de la capital. Destaca por su patrimonio histórico, incluyendo la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles con portada plateresca, la Casa del Virrey de Perú y búnkeres de la Guerra Civil. Las fiestas y el ambiente rural son otros de sus atractivos.
Escudo cuadrilongo de base circular: De azur, un lienzo de muralla recortado, de oro, mazonado de sable y aclarado de gules, sumado de una torre cubierta, de oro, mazonada de sable y aclarada de gules, cargada de una espiga alta, de sinople, puesta en palo; los merlones extremos de la muralla sumados con dos pendones en palo, con el Señal Real de Aragón, farpados y con el asta de sable. Al timbre, corona real abierta.
BUSTO RELICARIO DE SANTA ÚRSULA
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| Evolución de la población desde 1900 hasta 2024 | |||
| Año | Hombres | Mujeres | Total |
| 2024 | 79 | 52 | 131 |
| 2023 | 79 | 56 | 135 |
| 2022 | 78 | 62 | 140 |
| 2021 | 79 | 63 | 142 |
| 2020 | 79 | 64 | 143 |
| 2019 | 82 | 69 | 151 |
| 2018 | 81 | 73 | 154 |
| 2017 | 89 | 80 | 169 |
| 2016 | 90 | 86 | 176 |
| 2015 | 96 | 88 | 184 |
| 2014 | 103 | 94 | 197 |
| 2013 | 102 | 91 | 193 |
| 2012 | 105 | 95 | 200 |
| 2011 | 114 | 99 | 213 |
| 2010 | 118 | 105 | 223 |
| 2009 | 121 | 110 | 231 |
| 2008 | 115 | 103 | 218 |
| 2007 | 118 | 107 | 225 |
| 2006 | 119 | 105 | 224 |
| 2005 | 127 | 113 | 240 |
| 2004 | 130 | 118 | 248 |
| 2003 | 138 | 127 | 265 |
| 2002 | 149 | 133 | 282 |
| 2001 | 148 | 133 | 281 |
| 2000 | 153 | 137 | 290 |
| 1999 | 150 | 142 | 292 |
| 1998 | 157 | 147 | 304 |
| 1996 | 160 | 153 | 313 |
| 1995 | 169 | 165 | 334 |
| 1994 | 173 | 164 | 337 |
| 1993 | 175 | 171 | 346 |
| 1992 | 180 | 174 | 354 |
| 1991 | 179 | 178 | 357 |
| 1990 | 187 | 183 | 370 |
| 1989 | 189 | 186 | 375 |
| 1988 | 192 | 190 | 382 |
| 1987 | 196 | 191 | 387 |
| 1986 | 195 | 188 | 383 |
| 1981 | 0 | 0 | 407 |
| 1970 | 0 | 0 | 548 |
| 1960 | 0 | 0 | 685 |
| 1950 | 0 | 0 | 741 |
| 1940 | 0 | 0 | 790 |
| 1930 | 0 | 0 | 806 |
| 1920 | 0 | 0 | 692 |
| 1910 | 0 | 0 | 612 |
| 1900 | 0 | 0 | 523 |
Publicado el 25 de julio de 1933
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PUBLICADO EN LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
Navarra y Rocafull, Melchor Bartolomé Buenaventura. Duque de la Palata (II). Torrelacárcel (Teruel), 10.XI.1627 – Portobelo (Panamá), 13.IV.1691. Virrey del Perú, vicecanciller de Aragón, consejero de Estado y de Guerra.
Biografía
De nobles familias turolenses y valencianas, su padre fue Melchor Navarro y Sebastián (de Arroytia) y su madre Magdalena Rocafull Vique, nació en la casa solar de los Sebastián en Torrelacárcel, en un linaje originario de Visiedo y Villar del Salz (Teruel).
Los miembros de esa casa y sus deudos tenían importante presencia en la administración de la Monarquía hispánica: un tío bisabuelo del virrey, Bartolomé Sebastián Valero, había sido arzobispo de Patti, vicario general en Palermo y arzobispo de Tarragona; su tío carnal, Baltasar Navarro Sebastián, obispo de Tarazona, había sido regente del Consejo Supremo de Aragón; su padre era caballerizo de la Reina; el suegro de su hermano Gaspar, Juan Lorenzo de Villanueva, era secretario del Consejo de Aragón, y con los Sebastián estaban vinculados los Martínez-Rubio, que también habían dado obispos y virreyes a Sicilia, y los Manrique, del Pobo de Molina, entre los que se contaba Garcí Gil Manrique, obispo de Barcelona y virrey de Cataluña, el Rosellón y la Cerdaña en 1640.
Melchor Navarro Rocafull, apellido que en su cursus honorum cambiaría a Navarra para magnificar el linaje y entroncarlo con la Casa Real de ese reino, estudió Artes y Jurisprudencia, obteniendo beca en el Colegio Mayor de Oviedo de Salamanca en 1646 y perteneciendo al Colegio de Abogados de Zaragoza, del que fue decano en 1656.
El 17 de agosto de 1654 obtuvo plaza de asesor de la General Gobernación de Aragón y, siéndolo, pasó en 1657 a Barcelona como convisitador de su Real Audiencia. En 1659 se ocupó con el gobernador de Aragón de la defensa del condado de Ribagorza y en 1660 obtuvo destino en el Consejo Colateral de Nápoles. Ascendió luego a fiscal del Consejo Supremo de Italia y a vicecanciller de Aragón y de la Junta del Gobierno Universal de España durante la menor edad de Carlos II. Gozó siempre de la confianza del Rey y de la reina gobernadora Mariana, y fue enemigo de Juan de Austria desde que éste fue nombrado vicario regio en Aragón.
En 1660 fue admitido como caballero de la Orden de Alcántara, conservándose su expediente, con el número 1057, en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Seguidamente contrajo matrimonio con Francisca Toralto-Aragona y Frezza-Orsini, duquesa de la Palata, en los Abruzos, y princesa de Massa, de la que sólo llegó a tener una hija, Cecilia, casada con el duque de Lécera-conde de Belchite, por la que se continuaría la casa hasta llegar en los siglos XIX y XX a los condes de Guara y duques de Villahermosa.
En 1680 fue nombrado consejero de los de Estado y Guerra y en el mismo año virrey del Perú. Para tomar posesión de este último cargo, embarcó en Cádiz el 28 de enero de 1681 y entró en Lima el 20 de noviembre de 1681 como XXII virrey, XXVI gobernador y capitán general y XXIV presidente de la Real Audiencia. Ejerció el empleo hasta el 15 de agosto de 1681, pero permaneció en Lima hasta 1691 mientras tenía lugar la tramitación del obligado juicio de residencia. Este proceso, instruido por el fiscal Matías Lagúnez, fue positivo para el virrey y sus más de diez mil folios se conservan en el Archivo General de Indias, en Sevilla.
Cuando regresaba a la Península para tomar posesión de su cargo de regente del Consejo de Aragón, falleció el día de viernes santo, a consecuencia de la fiebre amarilla, en Portobelo, Panamá, enterrado en su iglesia. En su testamento, que había otorgado en Lima el 13 de noviembre de 1690, se acordó de su tierra, destinando 30.000 pesos y sus haciendas en Teruel y su comunidad para la fundación de un Colegio de la Compañía de Jesús, con escuelas de Gramática, Artes y Teología Moral, en la ciudad de Teruel, donde tanta importancia había adquirido la familia Sebastián y donde ésta tenía el patronato de la capilla de los Santos Reyes en la catedral.
Su acción de gobierno en las numerosas provincias del virreinato peruano fue muy extensa y sirvió eficazmente el cargo con especial autoridad, dignidad y sentido del ceremonial; implantando etiquetas y refinamientos propios de la corte y viviendo con suntuosidad.
R. Palma, en sus Tradiciones Peruanas, señala que Melchor fue “el Virrey más Virrey que Perú tuvo [...] siendo punto menos que el Rey pero punto más que todos los Virreyes sus antecesores”.
Preocupado por las frecuentes acciones de piratas y filibusteros, protegió las rutas del comercio, creó nuevas escuadras, reorganizó la Armada del Sur y la Armada de Galeones, mejoró las defensas y murallas de Portobelo y Panamá, los baluartes de Callao, hizo el amurallamiento y defensas de Lima en 1685 bajo la dirección del flamenco Pedro Ramón, levantando catorce mil varas de gruesos muros y catorce baluartes y seguidamente la muralla de Trujillo, sobre un área de tres millas, con cinco kilómetros de longitud, quince baluartes y cinco fortines, bajo la dirección del italiano Giuseppe Formento.
Atendió el descubrimiento de los indios panataguas y del río Perene y veló por las clases indígenas y su formación en la doctrina cristiana. Adelantó las misiones del Xabaro, fomentó las de los franciscanos y de otras órdenes en las partes montañosas del virreinato. Preocupado por el desarrollo religioso del virreinato, fundó en Lima los monasterios de trinitarios y de Santa Teresa, el beaterio del Patrocinio, erigió el cenobio de Nuestra Señora de Cocharcas para doncellas indígenas y perfeccionó la iglesia del Sagrario de Lima. Mantuvo una larga disputa sobre jurisdicciones con el arzobispo de Lima Melchor de Liñán, actuando con prudencia y rigor jurídico y acordando, como representante del Real Patronato, nuevas ordenanzas sobre las competencias de curas y corregidores respecto a los indios. También reorganizó y fomentó los estudios de la Universidad de San Marcos de Lima y adornó con los retratos reales la Sala del Acuerdo del Palacio virreinal.
La Real Hacienda y los derechos de la Corona merecieron su atención especial, optimizando la administración de los bienes de propios de Lima, haciendo nuevo asiento en el mineraje de los azogues de Huancavelica en beneficio de la producción del Potosí, luchando contra el fraude del Quinto Real, reordenando y controlando el sistema de “mitas”, haciendo un empadronamiento general de los indios, no reconociendo pretendidos derechos de propiedades privadas en minería, poniendo en vigor el llamado “derecho de los Cobos” para el pago al Rey del uno y medio por ciento de toda la plata y el oro que se fundía en las casas de la moneda, unificando la diversidad de piezas del metal fundido, refundando la Casa de la Moneda de Lima, inspeccionando la Caja del Reino de Chile y cortando abusos en las audiencias de Panamá, Quito, Charcas y Chile.
Su comportamiento fue ejemplar en el gran terremoto de octubre de 1687, con erupciones volcánicas y enormes inundaciones, que afectó principalmente a Lima. El propio virrey debió acampar en la plaza durante dos meses con sus familiares y servidores. Aumentó entonces el servicio de justicias y vigilantes, ordenó los abastos y la reconstrucción de los hornos, dirigió las ayudas a los desvalidos, se ocupó personalmente de las rogativas y oficios religiosos e incluso entregó 60.000 pesos de su peculio para la reconstrucción de Lima.
Autor: Barón de Gavín








