Corre por el río Piedra la leyenda
del “Pelao” de Ibdes. Este valiente personaje nació en una cueva, donde un
enorme oso, que mató a su padre, mantenía encantada a su madre. Si sería
dispuesto que nada más nacer, le preguntó a su madre qué hacían allí y al
enterarse de su cautiverio, la liberó dando muerte al animal con una tranca que
sería su compañera en adelante.
Dejó a su madre en Ibdes, donde
recibió su apodo, por carecer de pelo, dado lo chico que era, y se fue a
recorrer mundo, encontrando sucesivamente a tres gigantes con curiosos oficios,
que le siguieron en su camino: Arrancapinos (que desarraigaba pinos de un
tirón), Batemontes (curioso caminero derribador de montañas a puñetazos para
hacer caminos) y Barbancha (pontonero de un río anchísimo).
Un día de tempestad, se refugiaron en
un palacio abandonado y allí prepararon la comida, pero del humo salía la
fantasmal visión de un viejo que se refugiaba en un pozo y que asustó a los
gigantes, pero no al “Pelao”. Bajaron primero a explorarlo los tres gigantes,
que, sin llegar al fondo y muertos de miedo, pidieron ser izados. Bajó después
el “Pelao” y en el fondo encontró tres puertas: llamó a la primera, de bronce,
donde había una bella dama prisionera de un león, al que venció de un trancazo.
Tras mandar subir a la doncella, tocó en la segunda puerta, ahora de plata, y
halló a otra mujer, hechizada por una serpiente de siete cabezas que sufrió la
misma suerte. Puso a buen recaudo a la mujer y llamó a la tercera, de oro, y
descubrió otra dama encantada por un diablo; esta vez, el Pelao erró el
trancazo y sólo obtuvo como trofeo una diabólica oreja que guardó tras izar a
la dama mientras el demonio se dolía. En esto, viendo los gigantes que
disponían de una joven para cada uno, traicionaron al Pelao y se las llevaron
con malas intenciones.
Nuestro héroe, en el fondo del pozo,
sin nadie que lo subiera, acordó con el diablo la devolución de la oreja, sin
la que no podía volver al infierno, a cambio de riquezas y de una boda real
(así de bien negoció) Agarrado a la otra oreja del diablo, salió del pozo y vio
cumplidas las promesas casándose con una preciosa infanta y siendo nombrado
jefe de las tropas reales.(Tomado de Internet)
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El pelao de Ybides
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