La luna ROJA
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LA DIADA EN LA MEMORIA
El 11 de septiembre de 1714 Barcelona, y ya toda Cataluña, se rinde a las tropas de quien será luego, Felipe V de Borbón. Algunos catalanes están, a día de hoy, dispuesto a retroceder 304 años en la historia de España.
El 11 de septiembre de 1714 Barcelona, y ya toda Cataluña, se rinde a las tropas de quien será luego, Felipe V de Borbón. Algunos catalanes están, a día de hoy, dispuesto a retroceder 304 años en la historia de España.
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Ser “emérito” (Benedicto, Juan Carlos).
Tener un “máster” (Cifuentes, Casado, Carmen Montón) o ser “honorable”, (Companys, Puigdemont,
Torras) constituye un baldón por obra y gracia de los más altos dignatarios de
la vida política y religiosa a escala española y aún universal (católica).
Pero la ignominia venía ya desde
largo tiempo atrás. Las cosas cristalizaron definitivamente con ocasión de la sublevación
de Asturias y luego con al golpe de estado del general Franco (18 de julio).
Por eso, la Guerra Civil (36-39) podemos dividirla en tres partes:
1ª Alzamiento de Franco y toma de
posiciones por parte de ambos bandos (Franco está comprando material bélico en
Italia, Alemania, Francia e Inglaterra).
2ª Guerra propiamente dicha, desde el
1º de octubre de 1936 hasta el 1 de abril de 1939 (Franco es nombrado “Generalísimo”).
3ª Posguerra y represión. A Franco le
pasan los expedientes de los juicios sumarísimos de aquellos presos
republicanos que tienen delitos de sangre y Franco decide sobre/por encima del estamento (poder) judicial (no hay división de poderes). Recordar que a Franco lo llama la II República
para sofocar la sublevación de Asturias y, entonces, es aplaudido.
Pero aquí lo que interesa es la
primera parte. En esta primera fase de la guerra que es claramente
revolucionaria, medio Aragón (el oriental) y Cataluña tienen la misma
trayectoria, la misma peripecia.
Companys, durante este periodo, hasta
definir los frentes, actúa conforme a los dictados del comunismo y del comunismo-libertario.
Luego, habrá una guerra civil en Cataluña en la que los comunistas acaban con
los anarquistas y el Poum (¿dónde está Andrés Nin?)
La forma de actuar en los pueblos y
ciudades de las zonas “liberadas” o a liberar por el marxismo- comunismo y anarquismo es la
dictada por Lluís Campanys: asesinato de los curas y quema de iglesias,
conventos y monasterios (Sejena). Asesinato de los ricos (particularmente
terratenientes). Colectivización de la tierra. Quema de los archivos notariales,
municipales y episcopales, para que la expropiación sea irreversible. Creación
de los comités revolucionarios y de los consejos municipales en cada localidad.
Represión de los disidentes mediante la constitución de checas y, creación de comunas que emitían papel monea o
bonos, también se daba cabida al trueque (maquinaria por carbón, etc.).
En la parte nacional (franquista) se
practica la misma política represiva, pero se respeta a la Iglesia, a los
terratenientes, la propiedad… Se crea un estado centralista con moneda única y
se beneficia a aquellos que han contribuido al golpe. Por ejemplo, a partir de
la victoria de Franco, los terratenientes castellanos tendrán precio fijo del
trigo y el Estado compra a este precio estipulado los excedentes, si los hubiera.
En 1946 ya hay en la España interior más de 120 silos de trigo. El primero de
octubre, Franco, con abundante material bélico y una estructura de Estado
fuerte y centralizada (mando único), ya está en condiciones de ganar la guerra.
Companys, a menor escala, imita los métodos
revolucionarios de Lenin. Se trata, como luego sucederá en Europa y Ásia con
Hitler y Stalin, de dar un salto atrás en la historia y aplicar los principios
de las revoluciones románticas que acaban con casi todas las monarquías. El
principio es muy sencillo, viene a decir: “sobre las cenizas de esta sociedad
capitalista y corrupta, crearemos de nuevo molde una sociedad perfecta, la
sociedad comunista, en la que todos los hombres son iguales”.
A día de hoy, ningún partido con opciones
de poder, se presenta a unas elecciones llevando en sus siglas la palabra
COMUNISMO. De igual forma nadie menta el término FASCISMO. Algo, pues, hemos avanzado pero a costa de mucha sangre inocente derramada.
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