LA REFORMA DEL SISTEMA EDUCATIVO ESPAÑOL
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Noticia del día (11/12/12): "Los alumnos españoles de 4º de Primaria, por debajo de la media de la OCDE"(Heraldo de Aragón)
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Noticia del día (11/12/12): "Los alumnos españoles de 4º de Primaria, por debajo de la media de la OCDE"(Heraldo de Aragón)
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Todo partido que llega al Gobierno, logrando en las urnas suficiente mayoría parlamentaria, tiene el derecho e incluso la obligación moral de reformar o de cambiar aquellas leyes que han funcionado, objetivamente, mal. Los sistemas educativos de los distintos Estados, están sujetos a evaluación imparcial y objetiva por parte de organismos internacionales. Cuando el PP plantea reformar la Ley de Educación, automáticamente se le lanza la oposición en tromba (la Casa Común de la Izquierda). No sólo no quieren que la reforme, sino que le vienen montando una protesta constante y fuera de toda lógica democrática llamada “marea verde”. El PSOE ve peligrar el principal elemento de adoctrinamiento de las nuevas generaciones, es decir, ven peligrar lo que ellos llaman “educación” y que, en buena medida, no es otra cosa que adoctrinamiento.
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Cuando un sistema educativo se evalúa y los resultados son malos (es el caso que nos ocupa) hay que tomar alguna decisión: se cambia o se reforma. Lo que sucede en España (entera) es que el sistema educativo hace aguas y es necesaria una profunda reforma. Podría cambiarse por completo pero eso parece hoy imposible por lo politizada que está la educación y porque a la Casa Común de la Izquierda le resultaría insoportable. No es extraño leer en los medios de comunicación y ver como se trata al ministro de educación, entre otras cosas se le tilda de “ultraderechista”. Es ultraderechista porque pide que se permita en España estudiar en español. ¡Qué cosa tan indigna! ¿Cómo es posible que en España se enseñe español? Bueno, pues así estamos… pasamos del bilingüismo a la inmersión y a hora a la independencia. Todo un proceso llevado a cabo desde las competencias de educación, básicamente, porque el modelo de nacionalismo que se cultiva es el etno-cultural: ¡Somos diferentes porque hablamos diferente! Tal es así que Montilla (José Montilla Aguilera (Iznájar, Córdoba, 15 de enero de 1955) y Chaves (Manuel María Chaves González, Ceuta, 7 de julio de 1945), ambos andaluces, llegaron a hablar en el Senado con interprete.
Pero, dejemos aparte a los nacionalismos “irredentos”. ¿Qué pasa con el resto de los españoles? Llevamos al niño a la escuela a los tres (3) años. Lo primero que se observa es una lucha despiadada por lograr una plaza en el colegio de nuestros amores. Una vez colocado el niño… pasan los años. Tres (3) de infantil, seis (6) de primaria, cuatro (4) de secundaria… Póngale usted al niño un bachillerato y una universidad. Súmele un “master” y un doctorado. El chico finalmente… no encuentra trabajo. Conclusión: “los empresarios son unos cabrones”.
Ahora llame usted para que le arreglen un grifo o le compongan una puerta que roza en el suelo y chirrían los goznes. Espere usted sentado. Y es que la formación “académica” de carácter netamente teórica es francamente mejorable y la Formación Profesional nos la hemos cargado. Los padres quieren liberar al hijo de los penosos trabajos manuales y colocarlo con calefacción en una oficina: ¡“mi hijo tiene derecho como el que más”!
Cuando paseo por Teruel leo las pintadas que hacen los adolescentes y me cuestiono los años de trabajo perdido en la ¿educación? Hay una que dice: “ALVARO TEQIERO”. Otra que manifiesta. “LAS RUVIAS NO SOMOS TONTAS”. Cuanto tiempo perdido y cuanto dinero tirado. Pero, lo peor del tema es que los responsables de este sistema educativo que padecemos están dispuestos a no cambiarlo y a sabotear al Gobierno actual. Cualquier propuesta que haga, lo inmediato será tirarse a la yugular. No esperarán a la evaluación de la nueva reforma, no. Se trata de seguir con el dominio del sistema porque ello garantiza el control ideológico de las masas. Por eso la educación está politizada y el futuro es malo, ya que no se trata de crear individuos con criterio propio, sino masa dependiente. ¡El ministro es un facha y un ultraderechista! ¡Faltaría más (Mas)!
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