EL RETABLO BARROCO
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El retablo mayor de la iglesia de Santo Tomás de Canterbury en Caudé constituye la pieza esencial de su patrimonio artístico y cultural. En este spot hemos tratado de aproximarnos a él como lo haría el sacerdote que hiciera el camino desde el coro hasta el altar, en procesión general. Ante nosotros se abre un mundo de luz y de color, una explosión de belleza que agota todas las fibras sensibles de nuestra percepción sensorial.
Si el Gótico es la luz, el Barroco es el color. En la provincia de Teruel tenemos innumerables iglesias y edificios barrocos. Comprendemos bien, en nuestro ámbito cultural, lo que es y representa este estilo arquitectónico y lo asemejamos a una geoda. Una iglesia barroca exteriormente suele tener la forma de un prisma y un aspecto tosco de tierra parda. Sólo el arco de la puerta de acceso nos da una pista de su orientación estética. Si la portada está hecha con el mismo gusto arquitectónico ya nos deja vislumbrar algo de lo que veremos en el interior. Pasado el dintel de entrada el aspecto cambia completamente. Los lunetos dejan filtrase la luz suficiente para que el color nos inunde completamente. El interior es otro espacio conceptual, parece que estemos en otra dimensión espacio-temporal. Esto es precisamente lo que quiere conseguir el barroco: una imagen de la Gloria del Creador. Avanzamos por la calle de la nave central desde el coro al altar mayor. Conforme nos aproximamos va creciendo un mundo increíble de fantasía. Los colores primarios y, sobre todo los dorados, dan una sensación de riqueza y de glorificación del entorno. Columnas, guirnalda, angelotes, hornacinas, molduras doradas y un montón de elementos decorativos se abigarran en ordenada composición dando la sensación de elevación hacia los cielos. El sumun, La Gloria, se alcanza en el momento de la celebración de la Eucaristía con el órgano y los coros funcionando con toda su potencia. Para ese momento mágico de elevación y Gloria a Dios se ha creado el barroco. No está pensado en la contemplación estética, sino en dar Gloria a Dios. Por ello el barroco guarda toda su potencia para decorar el interior, esa isla sagrada a semejanza de la Majestad Divina.
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