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jueves, 4 de marzo de 2021

Marzo2021/Miscelánea. LA PLAZA DEL TORICO UN CUATRO DE MARZO (VÍSPERA DE LA CINCOMARZADA EN ZARAGOZA)

Plaza del Mercado, del Torico, pero en la actualidad lleva el nombre oficial de Carlos Castel, el cacique bueno.
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PLAZA DEL CACIQUE BUENO

El día 5 de marzo conmemoran en Zaragoza la Cincomarzada. Una fiesta en la que el pueblo de Zaragoza supo rechazar el ataque de los carlistas que provenientes del Maestrazgo turolense pretendían con el apoyo interior hacerse con esta importante plaza.

Sin embargo, en Teruel, no conmemoramos ninguna fiesta de este estilo. Se asegura que Teruel fue la ciudad más liberal de España tras Cádiz. La razón de que Cádiz fuera la primera estriba en que en ella se aprobó la Constitución del 12. Teruel, por el contrario, estando en el epicentro del carlismo, nunca fue conquistada y eso que los ataques fueron furibundos. Testigo de estos hechos fue la Plaza de la Libertad, en la que un monolito recordaba a los “Héroes de la Libertad”. Pero, como no hay Memoria Histórica o es selectiva, dicho monumento no se restablecerá.

Junto a los liberales, en Teruel  había también, carlistas y caciques. De estos últimos había BUENOS y MALOS y, desde luego, más malos que buenos. Como ejemplo de cacique bueno tenemos a Carlos Castel titular de la Plaza del Torico y poco recordado a pesar de los méritos que le adornaron. Aquí va un pequeño apunte de su vida:

Carlos Castel y González de Amezúa

(1837-1927)

(El hijo del de Cantavieja)

Hijo adoptivo y predilecto, lleva su nombre, la Plaza del Torico de Teruel.

Diputado en Cortes Generales.

Abogado del Colegio de Madrid.

Subsecretario de Instrucción Pública.

Director General de Obras Públicas.

Director General de Agricultura, Minas y Montes.

Caballero Gran Cruz de Isabel la Católica.

Promovió la construcción de la Escalinata, el Viaducto y la traída de aguas a Teruel capital.

Inició el expediente para declarar Patrimonio Nacional las torres de El Salvador y San Martín.

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MURIÓ POBRE

La provincia era pobre y él la mimetizó. Pobre y rota por las guerras civiles del siglo XIX, sin embargo, no sabía que el siglo XX la iba a destrozar aún más. Su Torico, el Torico de su plaza, acabó por los suelos pero el bronce de sus entrañas resistió. Resulta enternecedor recordar que Carlos Castel y González de Amezúa que ostenta, en la actualidad, el honor de dar nombre a la Plaza del Torico de Teruel, muriera pobre. Un familiar tuvo que pagar su entierro, porque sus deudos más allegados no tenían dinero. Un político, un hombre con tantas medallas y títulos, pero sobre todo, un hombre de derechas (¿a quién asombra?) cómo pudo acabar así. Él, que había sido magnánimo y que había acudido en socorro de su provincia entregando en sufragio del necesitado parte de su dinero, ¿no es enternecedor ver, en los tiempos que ahora corren, que acabara pobre? Esto sucedió en 1927, a escasos 10 años de que unos españoles mataran a otros españoles, porque pensaban que los ricos les quitaban el pan de la boca. No era el caso de nuestro magnánimo representante político en el Congreso de los Diputados de Madrid. Por ello, por su honradez manifiesta, por su generosidad probada, los turolenses colocaron su nombre a la plaza más importante de la ciudad. Sería deseable que los turolenses (que los políticos turolenses) recordaran más a menudo esta figura singular de nuestra historia y tomaran nota. La honradez bien merece una plaza.

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