Rafael de Riego (1785-1823)
El 1
de enero de 1820, Rafael del Riego, un general asturiano que esperaba en Las
Cabezas de San Juan para embarcar con su batallón al día siguiente hacia las
Américas, donde los independentistas de aquellas colonias colombinas se
ilusionaban con romper definitivamente con la Madre España, se rebeló contra todos los
designios, los suyos y los de su país, y le dio la vuelta a su ruta y a la
Historia de España. Ahí empezó la
Edad Contemporánea española.Y ocurrió en Las Cabezas de San Juan. (El
Correo de Andalucía)
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LOS LIBERALES Y EL EJÉRCITO
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El ejército español ha pasado de ser
real, a ser popular y, finalmente, profesional. Todo ello en el transito que va
del siglo XVIII al XXI. El ejército representa más que ninguna otra institución
al ESTADO. Es un instrumento de fuerza y su misión es mantener la paz mediante
la intermediación o la disuasión.
Con la caída de la monarquía absoluta
se inicia un largo proceso para transformar el ejército español, proceso que no
culminará hasta que el presidente Aznar suprima la “mili” (1 de enero de 2002).
Sabiendo que Aznar es un liberal, es de comprender las razones históricas que
pesaron en tan significativo acto e hito histórico (un liberal acaba con el ejercito liberal). A partir de entonces (de Aznar)
el ejercito será “profesional” y no de levas.
En el siglo XIX se produce la verdadera transformación del ejército
y, casi siempre, esta transformación surge desde dentro de las filas del propio
cuerpo armado. En el siglo XIX surge también la Guardia Civil.
Se entenderá el proceso si entendemos
lo que fue la Guerra de la Independencia
y, posteriormente, uno de sus primeros síntomas del cambio: el levantamiento del
general Riego (1785-1823) en Cabezas de San Juan (año 1820). Ya en el siglo XX, uno de
los episodios más significativos tiene lugar con ocasión de La Semana
Trágica de Barcelona, el 2 de agosto de 1909.
A los españoles de a pie, a los
soldados de reemplazo, les interesaba bien poco las guerras de América y
posteriormente la guerra de Marruecos. Luego, constataban la gran injusticia
que representaba que los pobres tuvieran que hacer el servicio militar mientras
que, los nobles y ricos, pudiesen librarse mediante el pago de una cantidad de
dinero.
A lo largo del siglo XIX cambiaron
las exenciones, originalmente hidalgos estaban exentos, así como vascos e hijos
de familias pudientes, estos últimos cuando pagaban por un sustituto o una
redención en metálico. El servicio militar forzoso podía durar ocho o diez años
y hubo varias revueltas para protestar contra los sorteos y las exenciones.
La última guerra colonial española en
América, la guerra de Cuba, entre 1895 y
1998, puso de manifiesto el interés de la burguesía liberal y la Corona en este
tipo de conflictos. Ahora ya no se trataba de extraer recursos de aquellos
grandes territorios sino de los beneficios que producía la guerra en sí.
El mantenimiento de una guerra de
forma permanente en la que los soldados salían gratis, la sangre derramada lo era en el Sacrosanto Altar de la Patria y los beneficios se
obtenían de la gran cantidad de suministros que en grandes proporciones
demandaba una guerra de desgaste inacabable, creó una gran crispación en el
pueblo español.
Alfonso XIII se jugó su corona en la
guerra de África y el pueblo decía: El
rey se hace rico a costa de la sangre del pueblo.
Pero, aún tuvo que pasar todo el
siglo XX para que el ejército de levas fuera suprimido y hubo que llegar a
principios del siglo XXI. También es cierto que el socialismo español era
reticente a cambiar las cosas, pues, el ejército durante estos dos últimos
siglos había sido en gran medida un ejército revolucionario, ya que estaba
integrado por el mismo pueblo español.
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