Era costumbre inveterada entre los habitantes de esta villa el que, en llegando la fiesta de la Virgen del Mar, procedieran a adecentar las casas: sus fachadas, balcones, ventanas, bajantes y calles, limpiándolas de los rigores del invierno e iluminándolas para la temporada estival. Tal como decimos que era práctica segura, algunos vecinos vienen realizándola, todavía. Mostramos aquí una casa de la calle Silvestre Sáncho (antes calle de la Cuesta), en la que se están haciendo labores de limpieza y dotando la magnífica fachada de todo su esplendor pasado. De la misma manera no son pocos los vecinos que adornan sus balcones con innumerables macetas y parterres, dando con ello, vida y color a la villa del ilustre botánico don Mariano Lagasca. Nadie duda que esta sería una más bella población si acrecentáramos la dedicación hacia lo que son sus señas de identidad: las plantas (botánica) y la música. A tal efecto sería deseable recuperar la megafonía y transmitir por ella algunos de los innumerables conciertos de La Banda de Música de Encinacorba.
Predicar con el ejemplo es una buena práctica a la que, desde luego, deben aplicarse los que tienen suelo urbano en el más completo abandono. Por ello resulta doloroso ver solares sin vallar y dedicados a depositar todo tipo de escombros. Esperemos que la nueva corporación tome nota de un tema que está clamando una solución radical e inmediata. Esperamos, también, que "La Comarca" por una vez sea efectiva y recoja las basuras (¡TAMBIÉN!) para las fiestas de la Virgen del Mar. Es una vergüenza que la procesión tenga que atravesar las calles llenas de coches y de contenedores de basura sin recoger.
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