INSTRUCCIÓN, EDUCACIÓN Y OTROS
CONCEPTOS BÁSICOS
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La instrucción hace referencia al
caudal de conocimientos que llega adquirir un individuo. En principio se pensó
que la instrucción era una buena base para la educación y que ésta llegaría por
añadidura.
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Por otra parte la Educación, que es un concepto más
amplio que el de la mera instrucción, atiende a la formación necesaria para
desarrollar las capacidades intelectuales, morales y afectivas de las personas
de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que
pertenecen.
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La educación inclusiva es el modelo que busca atender las necesidades
de aprendizaje de todos los niños, jóvenes y adultos con especial énfasis en
aquellos que son vulnerables a la marginalidad y la exclusión social.
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La integración o educación integradora consiste básicamente en la atención de las
necesidades individuales del alumno proponiendo le metas, tanto intelectuales
como sociales que estén a su alcance. A tal efecto se utiliza el método de la
adaptación curricular. A un alumno en un aula inclusiva deben proponérsele metas, en su adaptación curricular, que le permitan superarlas y fortalecer su
autoestima.
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Es a partir de la Constitución de
Cádiz (1812) cuando se empieza a legislar y a preocupar el Estado español por
la enseñanza. Hasta entonces eran los colegios de nobles y las instituciones
religiosas quienes atendían este sector tan transcendental de la vida nacional.
Pionero en este sentido fue Lagasca, quien en la apertura del Año académico del
Real Jardín Botánico de Madrid, propone ya la enseñanza universal y gratuita a
la vez que un sueldo digno a los maestros para evitar el absentismo: Su espíritu
inquieto y emprendedor le lleva a idear planes y reformas para la enseñanza.
Así en un discurso leído en la cátedra del Real Jardín Botánico, el 9 de abril
de 1821, expone sintéticamente su concepto de la enseñanza. Se ocupa de la
enseñanza primaria a la que califica como “la más general, la más necesaria y
acaso la más costosa vista su totalidad”; se ocupa de la secundaria, para la
que planea la creación de numerosos centros, y de la universitaria, que él
llama tercera enseñanza. Pide para todo ello el apoyo económico de los
españoles pudientes, de las sociedades, cabildos y comerciantes y, en un
momento de su discurso, llega a reivindicar mejoras salariales para los
maestros cuando dice: “Hubiese sido de desear se hubiese determinado desde luego,
que la dotación menor de los maestros no bajase de 4.000 reales” (profesora M.T. Tellería). Se
llegaría a mitad de siglo XIX con Moyano, cuando se instale desde Fomento la
enseñanza pública universal y gratuita a cargo de los ayuntamientos, un primer
paso que resultó muy discutible y problemático. Tal como había predicho Lagasca,
se produjo el absentismo escolar. Fue para el año 1900 cuando se crea el
Ministerio de Instrucción Pública. Esta denominación, INSTRUCCIÓN, perduró
hasta terminada la Guerra Civil (36-39). Con el franquismo pasó a la
denominación más acertada de EDUCACIÓN.
Luego, además de la formación del
profesorado y todas las cuestiones relativas, a la mejora de las técnicas de
enseñanza… había dos cuestiones pendientes y en cuyo logro se está en estas fechas.
Se trata de dos conceptos: INCLUSIÓN e INTEGRACIÓN.
La inclusión hace referencia a la
actitud del Estado que debe poner los medios para que todo tipo de alumno
participe de unas mismas condiciones de acceso a la educación. La inclusión es
una actitud receptiva y para ello se deben poner los medios físicos y humanos
necesarios para que todo tipo de alumno se sienta incluido en el colectivo que
forma: la familia, el profesorado y el alumnado.
La integración se refiere al esfuerzo que debe
hacer el alumno para incorporarse a un colectivo que participa de unas singularidades
culturales propias, manteniendo su propia identidad. Ni la inclusión ni la
integración se han conseguido en España y el asunto conlleva un problemática
social muy amplia. Muy a menudo oímos noticias en los medios de comunicación
que nos advierten de que, el camino recorrido, todavía está muy lejos de llegar
a su meta.
Tres grupos de alumnos merecen
nuestra atención: el primero es el de los alumnos con necesidades educativas
especiales. El segundo los colectivos que demandan una educación no
segregacionista en las comunidades autónomas con lenguas vernáculas. Y, el tercero,
se refiere a los alumnos inmigrantes que proceden de otras culturas.
En todos los casos debe quedar
patente el derecho de los alumnos a una educación INCLUSIVA y a un programa de
INTEGRACIÓN que respete sus derechos humanos fundamentales.
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