LAGASCA, UN ROMÁNTICO ILUSTRADO
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Entre los años 1766 y 1773 el conde de Aranda preside con Carlos III
(1749-1788) el Consejo de Castilla. A su grupo de afines se le ha calificado,
más tardíamente, con el apelativo de “El Parido Aragonés”. Pero, la importancia
del Conde de Aranda estriba en ser impulsor de un movimiento político cultural
de destacada transcendencia histórica como fue LA ILUSTRACIÓN. El impacto de La
Ilustración fue muy destacado entre la élite cultural de España y, Lagasca,
unos años después, cuando marcha a Tarragona, se impregna de esta corriente en
casa de su tío Verdejo. Tal es así que cambia su propósito del sacerdocio por
el de la medicina.
A Lagasca (1776-1839) le pilla en
su trayectoria vital La Ilustración, por formación y, el romanticismo político,
por las circunstancias de la época convulsa que le tocó vivir (guerra de la Independencia y trienio Liberal). Basta releer sus
disertaciones como diputado durante el Trienio Liberal en las Cortes españolas
para comprender que fue un hombre progresista y, por ello, acusado de “afrancesado”.
Con la llegada de la Edad Contemporánea comienzan el periplo de las “dos españas”
y a Lagasca le toca ser uno de los
primeros exiliados políticos españoles. Sin embargo, a diferencia de sus
correligionarios, él nunca dejó de trabajar y de investigar durante su exilio
obteniendo, por ejemplo, nuevas variedades de cereal.
A estas alturas del siglo XXI, el
botánico europeo más importante del primer tercio del siglo XIX, permanece en
el más absoluto de los olvidos. Por ello, bueno sería la convocatoria de una
beca para la confección de su biografía, con datos nuevos que de vez en cuando
aparecen. El estudio crítico de su obra y la recuperación y análisis del sus
escritos. En conjunto, una importante labor que nos mostraría entero y verdadero
la figura de este encinacorbero singular y universal
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Placa en su villa natal
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Supo comprender que las plantas evolucionan por hibridación
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Cepa en invierno en una viña de Encinacorba
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Gabardera
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Monumento a Lagasca en Encinacorba
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Torre de la iglesia de Encinacorba
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Ciencia y Fe.
Lagasca vivió sin traumas ambos aspectos.
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Lagasca 1776 - 1839
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