En nuestra época, el mejor
anticonceptivo era una hipoteca al 14% de interés. Sin embargo ya, a los
faraones de Egipto, se les enterraba con preservativos hechos con tripas de
animal para su uso en la otra vida (sabían los egipcios que: no puede haber otra vida si no hay amor). De ahí, a matar a los recién nacidos como hacen los chinos, va todo un
mundo. En efecto, el primer anticonceptivo es el Coitus Interruptus, práctica
en desuso porque las hipotecas están hoy al 0,75% TAE y luego, venía, el método
OGINO. Después tenemos los anticonceptivos de barrera, que como su nombre indica
consiste en impedir que el semen llegue al útero de la mujer: preservativo
(condón) para el hombre y DIU (Dispositivo Intra Uterino) para la mujer.
Posteriormente, llegaron los anticonceptivos químicos en forma de pastilla o de pomada.
Más modernamente se ha prodigado la “píldora del día después” que no es más que
un abortivo precoz. Y, finalmente, si todo esto no fuera suficiente, llega la
solución total, el aborto puro y duro.
Lo que más llama la atención es que a
toda esta panoplia de métodos y sistemas de evitar un embarazo se le llame:
PLANIFICACIÓN FAMILIAR. Un eufemismo como otro cualquiera que tienen las
sociedades ricas e hipócritas.