José Martín de
Aldehuela, arquitecto (1724-1802)
Autor: Antonio Jesús Santana Guzmán.
Nació el 16 de
enero de 1724 en la localidad de Manzanera (Teruel). Su segundo apellido,
Aldehuela, es realmente un topónimo que adopta, probablemente por motivos
sentimentales. No será hasta 1772 cuando lo incluya a su firma. Se casó en dos
ocasiones, la primera en 1752 con María Antonia Esteban (-1773) y la segunda en
1775 con María Antonia Conejos (-1791). Tuvo once hijos, de los que tan sólo le
sobrevivió uno, el mayor de sus primeras nupcias, llamado Antonio José Vicente
(1760). José Martín falleció el 7 de septiembre de 1802 en la ciudad de Málaga.
Martín de
Aldehuela contó con el título de maestro de obras, pero no con el de arquitecto
por parte de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, si bien nunca lo
solicitó. Fue proyectista, trazador, ingeniero y urbanista. Recibió varios
nombramientos: en Cuenca el de maestro de fuentes y conductos (1766) y el de
maestro mayor de obras pías del Obispado (1771); en Málaga el de maestro mayor
de Obras Menores Generales del Obispado (1782). Para Camacho estamos ante un
arquitecto-artista.
La clasificación
en etapas de su obra fue realizada por Chueca y comprende tres: el “estilo
rocalla”, de influencia francesa; el “segundo estilo”, barroco-clasicista
italianizante y con predilección por Borromini y Guarini (finales de la década
de 1750); y la última, en tierras del sur, donde es evidente un acusado
“tipismo andaluz”. Pero hay que tener en cuenta que estas fases no son estancas
y que en algunos momentos volvió a retomar conceptos que bien podrían
catalogarse en una etapa anterior.
Se trata de un
autor prolífico cuya producción se desarrolló en arquitectura religiosa, obras
civiles, de ingeniería, retablos y otros tipos de mobiliario. Es característico de su obra, cuando es
posible la utilización de elementos preexistentes, los cuales renueva a través
del empleo del ornato. En sus formas hay una predilección por la elipse, de amplia
tradición barroca. También resulta asidua la interconexión de diversos espacios
centralizados en sus proyectos, apareciendo así interesantes y complejos
diseños de planta. Tal y como indica Camacho, la obra arquitectónica de
Aldehuela hace uso de un concepto espacial dinámico. Pero ésta no se limita a
lo constructivo y suele hacer uso de la pintura mural que modifica la imagen de
la construcción y que el maestro utiliza tanto en Cuenca como en Málaga. Su
perfil profesional es completamente ecléctico y presenta soluciones que abarcan
desde conceptos más decorativos del barroco hasta otros más clasicistas.
La infancia de
José Martín transcurre en Teruel. Camacho afirma que fue allí donde se forma
como maestro escultor, en su círculo familiar, y no en Valencia, tal y como
apunta Barrio; una hipótesis insinúa que el taller se ubicaba en la cercana
localidad de Aldehuela. Dicha educación artística la comenzó junto a su tío,
también llamado José Martín, y posteriormente la amplió con José Corbinos y
Francisco de Moya.
Su traslado a
Cuenca se data en torno a 1747. Allí entró en contacto con la obra de Ventura
Rodríguez, que desde 1751 trabajaba en la capilla mayor y el transparente de
San Julián de la catedral, a través de los trabajos llevados a cabo en la seo
conquense, y posteriormente en Zaragoza en la Capilla de la Virgen del Pilar
(1750-1764), obra de Ventura y donde trabaja José Martín ya en 1754. A través
del maestro, y posiblemente de las bibliotecas que ambos poseían, conoció el
barroco italiano.
La primera vez
que aparece citado es como oficial escultor en el retablo mayor de la Iglesia
de San Andrés, en Teruel, estructura realizada por Moya e iniciada en 1747.
Durante su primera etapa, trabajó en el ya empezado Oratorio de San Felipe
Neri, de la que Chueca destaca su decoración (ca. 1747) como cenit de su
“estilo rocalla”. Dentro de este mismo periodo se puede incluir la interesante
portada de la Iglesia del convento de los dominicos de San Pablo (ca. 1756),
atribuida por Barrio a José Martín. También realizó la Iglesia de la Virgen de
la Luz y San Antón (1760-1764). Todos estos templos se localizan en Cuenca, y
Camacho considera el último de ellos su obra cumbre en este territorio.
En su “segundo
estilo” se incluye su intervención en la Catedral de Cuenca, donde está
presente al menos desde 1763. Aquí cerró el claustro (1764-1766); diseñó y realizó la parte superior del
retablo de la sacristía mayor (1765); trazó y construyó la capilla del Pilar
(1769-1771), un interesantísimo espacio en el que el camarín se resuelve a modo
de gran templete y que Chueca considera lo mejor de su producción conquense; solucionó
el vestíbulo de la sala capitular (1772); planteó algunas propuestas para la
fachada de esta seo (1774) y construyó varios retablos, entre otros proyectos.
En este mismo periodo se incluye la Iglesia Parroquial de San Millán
(1770-1775), en la localidad de Orihuela del Tremedal (Teruel); Aldehuela es el
autor de las trazas de este monumental templo.
En 1776, el
obispo de Albarracín (Teruel), José Molina Lario y Navarro, cambiaba de sede
episcopal y se trasladaba a Málaga. Ya conocía a José Martín y lo requiere en
su nuevo destino, al igual que a otros hombres de confianza, en 1778. Ese mismo
año se traslada Aldehuela a esta localidad, donde pasará el resto de su vida,
si bien continuó desarrollando trabajos en la diócesis de Cuenca, a donde se
desplazaba. Ésta última etapa es la que se ve influenciada por la tradición
andaluza, si bien en algunos casos vuelven a aparecer elementos y ornatos
relacionados con las anteriores.
El asunto para
el que fue solicitado en la ciudad malacitana fue la realización de las cajas
de los órganos de la catedral (1780-1782); en ellos trabajó junto al organero
Julián de la Orden. Esta simbiosis ya se había llevado a cabo en el mismo
mobiliario de la seo conquense con anterioridad, justo tras el incendio de
1767. Para esta iglesia mayor también diseñó en 1781 un tabernáculo, que se
realizó como maqueta a escala 1:1; posteriormente, en 1796, presentó más ideas
para el mismo que no tuvieron tan buena aceptación y se quedaron en el papel.
Otro de los
edificios religiosos malagueños con el que se le relaciona es la Iglesia de San
Felipe Neri (1757-1785), concretamente con su dirección de obra. Son suyas las
pinturas murales con trampantojos arquitectónicos que decoran su desnuda
fachada principal. También es reseñable la remodelación de la Iglesia de San
Agustín, en la que interviene desde 1798, y donde cabe resaltar su
participación con la ampliación del camarín en voladizo hacia el exterior del
presbiterio y la inclusión de un retablo-templete.
Entre la
arquitectura doméstica cabe citar el inmueble que actualmente se ubica en la
calle Atarazanas, 11, donde destacan algunos elementos barrocos y otros de
gusto rococó que la hacen atribuible a Aldehuela. Igualmente se le supone autor
de las trazas del malogrado Palacio de Solecio, fechadas en 1789; sin duda,
este inmueble, con fantásticas mansardas era uno de los ejemplos civiles
dieciochescos más interesantes de Málaga. Para la Casa del Montepío de Socorro
a los Cosecheros del Obispado de Málaga realizó su portada de acceso en piedra
(1782).
Sabemos que uno
de sus mayores comitentes fue el conde de Villalcázar, y que por lo tanto pudo
diseñar y/o intervenir en las numerosas propiedades que poseía. Entre ellas un
lugar de recreo cercano a la urbe, la Finca de El Retiro, en Churriana, en el
que pudo colaborar en la realización del denominado Jardín cortesano, sobre
todo en relación a su sistema hidráulico.
Entre las obras
de ingeniería, es sin duda su construcción más importante el Acueducto de San
Telmo (1720-1784). En origen se denominó la Cañería del Obispo por ser Molina
Lario su mecenas y se trata de la obra hidráulica dieciochesca más importante
de la ciudad de Málaga, donde aparece documentado, al menos, como director de
sus obras. Con anterioridad, en 1771, ya había presentado un proyecto para la
conducción de aguas hasta la ciudad de Huete (Cuenca). Otras obras ingenieriles
fueron la del Puente del Rey, diseñado por Aldehuela en 1786, la cual no
prosperó, y, en la provincia, el espectacular Puente Nuevo de Ronda (Málaga). Esta
gran estructura comunicó dos sectores de la localidad que estaban separados por
un escarpado cañón. En él intervino a partir del 1785, supervisando la obra, ya
comenzada, y rediseñando su parte superior. En esta obra colaboró con otros
maestros, siendo concluida en 1794.
También estuvo
presente Aldehuela en Granada. Aquí, su encargo más importante fue el que
pretendía la adaptación del Palacio de Carlos V en Colegio Militar para Nobles
Americanos. En 1793 se le encargan a él y al ingeniero militar Domingo Belestá
–autor del plano del Acueducto de San Telmo– los croquis para concluir y
adaptar este gran inmueble, pero poco después, en 1795 el Estado decide
abandonar la idea y por ende el proyecto.
Tras su
fallecimiento en 1802 y siguiendo las últimas voluntades de su testamento, fue
enterrado en el convento malacitano de San Pedro de Alcántara. Este edificio no
existe actualmente, pues fue demolido en el siglo XIX tras su desamortización.
Como recuerdo de este sepelio tan sólo queda una placa conmemorativa en un
inmueble cercano al antiguo solar conventual.
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