Desde los tiempos más antiguos el color a distinguido a los contrincantes, a los bandos y, hasta los peces del Mediterráneo iban, en una época dorada para Aragón, pintados con los colores distintivos, rojo y amarillo.
No confundamos los colores como hacen los vascos con la bandera de Sabino Arana (el país y el partido). Ahora, en esta verdadera contienda feminista tenemos un problema con el color morado. Morado para Podemos, morado para el feminismo y morado para la Subdelegación del Gobierno en Teruel. Solamente un color triunfa... y es como el futuro, MORADO, tirando a NEGRO.
Y, todo, en base al falso debate sobre el feminismo y los derechos de las mujeres. Si algo falla en ese derecho, el Gobierno, que es quien dirige la función puede y debe arreglarlo y no salir a alterar las mentes y las calles. ¿O, es que interesa no arreglarlo?
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