EL TEMA
LITERARIO DE LA CAMPANA DE HUESCA
AUTOR:
ALEJANDRO ALAGÓN
(Primera parte)
Un aura de misterio rodea el origen de esta
leyenda. La Campana de Huesca aparece mencionada por primera vez en la Crónica
de San Juan de la Peña, redactada originalmente en latín y traducida al
aragonés entre los años 1369 y 1372. El texto relata que, tras la muerte de sus
hermanos Pedro I y Alfonso el Batallador sin descendencia, Ramiro II el Monje
abandonó temporalmente sus labores religiosas para asumir el reinado. Para ello
contaba con el apoyo de los aragoneses pero no de los navarros, que recelaban
del nuevo monarca por dos razones. Desconfiaban de su autoridad para ejercitar
el poder real y dudaban de que Ramiro pudiera protegerles ante las ambiciones
de Alfonso de Castilla. Pensaban que no era un buen estratega y que carecía de
experiencia en el campo de batalla. Cuando los aragoneses proclamaron como rey
a Ramiro II el Monje y eligieron como esposa para el nuevo soberano a la hija
del Conde de Poitiers, se agitaron las desavenencias.
La Crónica ensalza la labor de un Rey que
entregaba con generosidad posesiones a nobles y caballeros, señores que en
lugar de corresponderle saqueaban y asesinaban a las gentes del reino y
traicionaban su obediencia. Ante tanto desconcierto, Ramiro decidió solicitar
un consejo a su maestro Frotardo, abad del monasterio de San Ponce de Tomeras.
Ramiro confiaba en la sabiduría de su preceptor y envió un mensajero con una
carta que detallaba las afrentas. Tras leer la misiva el maestro Frotardo
acompañó al emisario al huerto del monasterio. Allí abundaban las coles de diferentes
tamaños. Inesperadamente, el monje sacó un cuchillo de su cinto y cortó los
ejemplares que más sobresalían mientras sostenía en la otra mano la epístola.
Por toda respuesta le indicó al enviado que regresara con el rey y que le
dijera lo que había visto. Tras conocer
la respuesta Ramiro interpretó la escena de un modo personal. Valoró que el
huerto era la viva imagen de su reino y que las coles simbolizaban a sus
súbditos.
A continuación convocó a los nobles y
caballeros rebeldes para que acudiesen a las Cortes que se celebrarían en la
ciudad de Huesca. Explicó que se disponía a construir una campana cuya fama se
escucharía en todos sus dominios. Los nobles díscolos se jactaron de que serían
los testigos de una locura absurda y acudieron desprevenidos a la invitación.
El texto señala que Ramiro preparó la emboscada en su cámara y que posicionó a
varios hombres armados en ese lugar. A
medida que el rey invitaba a los nobles de manera individual a la sala, eran
decapitados por los verdugos. 15 caballeros sucumbieron según la Crónica
Pinatense al castigo, al tiempo que otros nobles lograron huir al advertir el
peligro. El relato afirma que ejecutó el castigo antes de comer y que con esta
acción logró pacificar el reino. Éste era el argumento del mito en su forma
primitiva. El crecimiento posterior de la leyenda incluyó la colocación de las
cabezas en forma de círculo en el suelo y la posición de la testa del
conspirador principal, a modo de badajo pendular, sujeta de la bóveda mediante
una cuerda.
Numerosos cronistas recogieron en sus obras la leyenda, concediendo mayor o menor verosimilitud al suceso. Estos autores ayudaron a transmitir el mito, de modo que rebasó el ámbito local para tener una amplia y prolongada difusión a nivel nacional y también internacional. A su vez contribuyeron a exponer una serie de atractivos materiales biográficos y literarios, que fueron aprovechados por escritores de distintos periodos. Entre estos valores despunta la imagen de un hombre, destinado por orden de nacimiento a profesar como religioso y que había jurado los votos de castidad, un monje que al ser proclamado rey abandona su mundo de oración para asumir el reinado. Amplían la serie de motivos novelescos su poca pericia militar, sus problemas con la nobleza, la solicitud de consejo al abad de San Ponce, el sorprendente reclamo para atraer a los desobedientes, el violento castigo con que aplaca las ambiciones nobiliarias, la obligación de contraer matrimonio con Inés de Poitiers para asegurar la descendencia y dar continuidad a la estirpe.
La leyenda se ha mantenido viva desde la
Edad Media y los creadores han explorado su misterio y dramatismo a través de
diferentes géneros como el cantar de gesta, el romancero, la comedia en el
Siglo de Oro, el drama romántico, la novela de aventuras o la novela histórica.
Durante su evolución literaria, la lista de los ajusticiados que aparece en la
Crónica Pinatense se convirtió en el referente para la recreación de los nobles
hostiles al rey (entre ellos Ferriz de Lizana, Miguel de Azlor, García de
Vidaure, Lope de Luna, Ruy Ximénez, Pedro Cornel).