DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA
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Desde los albores de la civilización ha
habido un reparto de papeles entre el hombre y la mujer. Este reparto ha venido
dado por el sexo y por la producción de hormonas, que han dando al hombre más
musculatura que a la mujer. De esta manera en el origen el hombre fue cazador y
la mujer, en la cueva, mantenía el fuego y cocinaba los alimentos (estereotipo).
En el neolítico, para el hombre fue la agricultura, la caza y la guerra. Por
esta razón (de fuerza y musculatura) la mujer se libró siempre de la guerra.
Desde la revolución neolítica hasta la fecha se ha mantenido un cierto orden de
cosas y de reparto de papeles que hoy está en entredicho. Estamos pasando de un
mundo “creado” y “organizado” por el hombre a un mundo en el que la mujer está
tomado el papel protagonista. Pero, aunque esto no se hace de la noche a la
mañana, hablando de términos históricos, se está produciendo el cambio a una
velocidad increíble. Pensemos en los miles de años de dominio del hombre y los
cambios que actualmente se están produciendo. Se observa, lo he observado desde
la escuela, la progresiva retirada del hombre de papeles protagonistas. El
hombre se siente hoy más a gusto en papeles secundarios y con menos
responsabilidad.
Sin embargo la mujer ha llegado al
mundo del “trabajo” en un momento en que éste, está cambiando radicalmente
gracias a los robots (la robotización del trabajo). Cuando el trabajo ya no
necesita de esfuerzo físico es cuando la mujer se incorpora a él. Recuerdo a las
primeras mujeres “mineras”. En realidad no pasaron de la sala de lampistería y
con ello se consideró que se había conseguido el principio de igualdad. Hoy, a
8 de marzo de 2021 he pasado por delante de la obra de la avenida de Europa y
no he visto ninguna mujer en la obra. Si, es cierto, hay una mujer en la oficina
del piso piloto vendiendo los pisos que hacen los hombres.
Hoy, pues, todavía se reparte el
trabajo en función de la musculatura en aquellos oficios que no ha sido
posible sustituirlo por el robot. Véase también el caso de los profesores de
pre-escolar, la inmensa mayoría son mujeres, cosa a todas luces representativa
de una tradición histórica.
El hombre, en general, no pone
ninguna pega a la incorporación de la mujer al “mundo laboral” más allá del
hogar. Y siente el relevo como una liberación. ¡Ojalá! La era de la mujer en el
mundo del trabajo, nos traiga un tiempo de libertad y de PAZ.
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