LINARES DE MORA LE TIENE DEDICADA UNA CALLE A EDUARDO TEMPRADO PÉREZ
(Entre la plaza de la Villa y la Puerta Baja)
(Entre la plaza de la Villa y la Puerta Baja)
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El siglo XIX
transcurre en España polarizado en dos bloques: Carlistas y Liberales. Eduardo
Temprado nace en Teruel en el año 1838. Para esa fechas Teruel es una de las
ciudades más liberal de España, por la razón básica, de que estuvo asediada por
los carlistas permanentemente y nunca cayó en sus manos. Es pues, lógico que,
Eduardo Temprado, que nace en Teruel y muere heroicamente en la batalla de
Castellfullit de la Roca (Gerona) en el año 1874 en el contexto de la Tercera Guerra Carlista, se le dedique una calle. Eduardo pertenece al ejército regular de la
España liberal y se le concederá por su acción heroica la máxima condecoración:
La medalla Laureada de San Fernando, a título póstumo (R. O. de julio de 1876).
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Batalla de Castellfullit
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¿Por qué una calle en Linares de Mora
a Eduardo Temprado?
Linares de Mora
está, también, en pleno territorio carlista sin embargo es territorio liberal
no en vano el arzobispo Fonte es confesor de Isabel II, por tanto isabelino,
así se apellidó a los liberales.
El arzobispo
Fonte murió en el año 1939 y en ese mismo año la población es ocupada por los
carlistas. En su marcha, dejan devastado el hospital que donara al pueblo el
arzobispo Fonte, así lo relata Pruneda tras señalar que la población en al menos una ocasión fue
ocupada de forma continua entre 1839 y 1840 por la facción carlista.
La otra
referencia carlista del pueblo es señalada al referir que, estos, construyeron
una carretera desde Cantavieja a Alpuente para llevar la artillería pasando por
Linares de Mora.
Eduardo Temprado
Pérez muere en 1874 y en el de 1876 se le concede la medalla Laureada de San
Fernando, entra pues, con este honor, en el pabellón de los llamados
"Héroes por la Libertad".
Especulamos con
el segundo apellido de la madre, Fonte.
Vicenta Pérez y Fonte pudo estar emparentada con el famoso arzobispo de
este lugar.
Lo cierto es que
a Eduardo Temprado Pérez, Linares de Mora, le concede el honor de dar nombre a
una de las más importantes calles de la villa. Es una forma de reafirmación
liberal y de enaltecer la figura de un héroe.
En la biografía
que añadimos a continuación, tomada de la Real Academia de la Historia, queda
claro quién fue Eduardo Temprado, cuáles eran sus principios y trayectoria
profesional.
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Batalla de Castellfullit
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Eduardo
Temprado y Pérez
Biografía
Temprado y
Pérez, Eduardo. Teruel, 18.III.1838 – Castellfullit de la Roca (Gerona),
14.III.1874. Capitán del Cuerpo de Artillería, caballero Laureado de San
Fernando.
Hijo de Antonio
Temprado y Villa y de Vicenta Pérez y Fonte, Eduardo Temprado nació en Teruel
en 1838. Cursó los estudios de primera y segunda enseñanza en la provincia de
Castellón. Desde el 9 de agosto de 1855 hasta el 7 de enero de 1861, ingresó y
permaneció estudiando en el Colegio de Artillería de Segovia, donde sirvió de
cadete y subrigadier. Por tanto, el cadete Temprado perteneció a las últimas
promociones de artilleros que salieron del Alcázar segoviano, pues el 6 de
marzo de 1862 se declaró un pavoroso incendio que obligó al traslado del centro
de enseñanza al Convento de San Francisco de Segovia, donde continúa en la actualidad.
Históricamente,
sus comienzos en el Ejército español, están a caballo entre el bienio
progresista (1854- 1856) y el segundo período moderado (1856-1868).
La primera etapa
señalada se originó a partir de un conflicto parlamentario entre el Senado y el
Gobierno de San Luis, pronto seguido de un pronunciamiento protagonizado por el
general O’Donnell en Vicálvaro conocido popularmente con el nombre de
“Vicalvarada”, para desembocar, finalmente, en unos movimientos populares que
darían el poder a Espartero.
El segundo
período moderado se inició en julio de 1856, momento en el que O’Donnell asumió
el poder, procedió a la disolución de las Cortes y restableció la Constitución
de 1845, anulando la dispuesta por los progresistas en el año 1856 y por tanto
dando continuidad a la tendencia moderada que marcó gran parte del siglo xix
español.
En este contexto
—según se refleja en su Hoja de Servicios que se conserva en el Archivo General
Militar de Segovia— desde comienzos de 1862, Temprado prestó servicio de
teniente en el 2.º Regimiento a pie, siendo más tarde destinado al Primer
Regimiento Montado, en Valencia. A continuación, en mayo del mismo año, marchó
a Barcelona con su compañía para relevar a la que allí se hallaba destacada,
cerrando 1862 en aquel destino. Tras regresar nuevamente a Valencia, un año más
tarde, fue trasladado a Vicálvaro (Madrid) en octubre de 1863.
A finales de
marzo de 1864 fue dado de baja en el 5.º Regimiento de Montaña, donde estuvo
desde enero de ese mismo año, para ser destinado a la Brigada de Cadetes del
Colegio del Arma. Allí permaneció hasta finales de enero de 1865 en que por
Real Orden fue destinado nuevamente al 5.º Regimiento Montado de Valencia,
hasta el 3 de septiembre, momento en el que solicitó una licencia de cuatro
meses por asuntos propios y con la prestación de medio sueldo, que le fue
concedida por la superioridad.
Tras esta
ausencia temporal, incorporado de nuevo a filas, estuvo de batallón en Valencia
hasta que el 25 de junio de 1866 se trasladó a Almería como comandante en
comisión de quintos con el objeto de reclutar y formar a los jóvenes que habían
cumplido la mayoría de edad, y que de debían prestar servicio en el Ejército
español. Los últimos años del segundo período moderado los pasó Miguel Temprado
destinado nuevamente en Valencia, con un breve intervalo en la plaza de
Barcelona donde permaneció hasta abril de 1868.
La volubilidad
de Isabel II, la dureza de los moderados —reflejada en la brutal represión del
levantamiento del Cuartel de San Gil en el verano de 1866—, y el descontento
popular ante una clase política inoperante y viciada en su forma de entender y
ejercer el poder, unen a progresistas, unionistas y demócratas en una
revolución antidinástica, conocida como la “Gloriosa”, dirigida por militares
liberales y que iba a concluir con el pronunciamiento de Prim y el almirante
Topete, en septiembre de 1868.
Así pues, con la
victoria de los sublevados en la batalla del Puente de Alcolea (Córdoba) y el
exilio a Francia de la Reina, se iba a constituir un nuevo Gobierno Provisional
(1868-1869), presidido en un primer momento por Serrano y cuya principal
expresión iba a ser la Constitución de 1869, en la que se reafirma el principio
monárquico con la búsqueda de un nuevo candidato al Trono español.
Durante los
primeros sucesos, Temprado se encontraba en Valencia, hasta el 26 de septiembre
que marchó junto a su compañía, siendo 2.º cabo del distrito de Valencia, hacia
Alcoy (Alicante) con el fin de atacar y ocupar dicha localidad que se hallaba
sublevada.
Estas
insurrecciones, junto a otras que se produjeron en Barcelona y sus proximidades
a lo largo de 1869 —en las que también estuvo presente este artillero—,
respondían a la insatisfacción generalizada ante la solución monárquica dada al
proceso de institucionalización de la revolución de septiembre, así como la
frustración de las reivindicaciones populares que reclamaban la abolición de
quintas y del impuesto de consumo.
En el último
período señalado, a finales de 1868 y por Real Orden de 11 de diciembre, Miguel
Temprado fue ascendido al empleo de capitán y destinado al 2.º Regimiento a
pie. Un año después, en septiembre de 1869, prestó juramento a la Constitución
de 1869. Una vez resuelta la cuestión sucesoria y dinástica con la llegada de
Amadeo I de Saboya (1869-1873), este militar desempeñó la comisión de fiscal
del Consejo de Guerra permanente en la plaza de Barcelona, desde principios de
octubre de 1869 y hasta finales de enero de 1871. Desde el verano de ese mismo
año, habiendo jurado fidelidad al Monarca, asumió el cargo de cajero del Primer
Batallón, que desempeñó hasta finales del mes de julio de 1872 en que cesó,
encargándose a continuación de su Compañía y prestando servicio de su clase en
Barcelona hasta finales de noviembre.
A partir de ese
momento pasó a hacerse cargo de la primera sección del 1.er Regimiento de
Montaña que se hallaba en operaciones de Campaña en la provincia de Barcelona,
en la columna mandada por el teniente coronel Catalán, en la que sirvió hasta
el 7 de diciembre que regresó a estandartes, finalizando el año de batallón en
la ciudad de Barcelona. La consolidación de Amadeo I de Saboya en el Trono
español se vio imposibilitada desde el comienzo del reinado, ya que el
asesinato de Prim —su principal valedor— coincidió con su llegada a España.
Aunque respaldado en un primer momento por las fuerzas que posibilitaron la
“Gloriosa” —progresistas, unionistas y demócratas— este apoyo se fue diluyendo
con el paso del tiempo como consecuencia del fraccionamiento interno de estos
partidos y de los consecuentes gobiernos formados.
Además, esta
situación fue aprovechada por los partidarios de la restauración borbónica que
veían en la figura del príncipe Alfonso, tras abdicar en él su madre Isabel II
en el año 1870, una nueva oportunidad para la dinastía borbónica en España.
Este cúmulo de adversidades propició, el 11 de febrero de 1873, la abdicación
del monarca italiano y la inauguración de una nueva etapa histórica marcada por
la proclamación de la Primera República (1873-1874).
Tras el
advenimiento de la República —cuya presidencia ejecutiva asumió en un primer
momento Estanislao Figueras maneniendo vigente la Constitución de 1869— los
carlistas aprovecharon la situación de indisciplina y desconcierto por la que
atravesaba el ejército gubernamental para dar un fuerte impulso a su campaña.
Así pues, en el marco de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), que enfrentó a
los partidarios de don Carlos —duque de Madrid y pretendiente al Trono español
con el nombre de Carlos (VII)— y a los sucesivos gobiernos que se formaron
desde el reinado de Amadeo I hasta el de Alfonso XII, Miguel Temprado iba a
vivir uno de los períodos más intensos de su carrera militar.
Esta guerra se
inició en abril de 1872 cuando, desde Ginebra, el pretendiente lanzó la
proclama en la que ordenaba “que el día 21 del corriente, se haga el alzamiento
a los gritos de Abajo el extranjero y Viva España”. Los principales escenarios
de la contienda fueron Navarra y las provincias vascas y las tropas allí
destinadas estuvieron bajo el mando del general carlista Joaquín Elío. La
restauración de los Fueros por don Carlos de Borbón en julio de 1872, abolidos
por los decretos de Nueva Planta durante el reinado de Felipe V, influyó en la
fuerza del levantamiento en Cataluña y, en menor medida, en Valencia y Aragón.
De igual forma,
las pretensiones carlistas se vieron favorecidas por el apoyo de muchos
monárquicos isabelinos, que tras la proclamación de la República, apoyaron al
bando carlista.
Precisamente, en
el frente catalán —a diferencia de la Segunda Guerra Civil o “Guerra de los
Matiners”— el empleo de la artillería sería decisiva, aunque en principio,
ninguno de los dos contendientes desplegase un número importante de piezas. A
comienzos de 1873, el capitán Eduardo Temprado se encontraba de guarnición en
Barcelona hasta que salió de operaciones de campaña con la 2.ª sección de su
compañía asistiendo al encuentro de Vallgorguina (Barcelona). En el otoño de
ese mismo año participó —junto a la columna del brigadier José de los Reyes— en
las acciones de San Celoni, el 8 de noviembre, y en las de Reudellots y
Bañolas, el 29 del dicho mes e igualmente en territorio gerundense. Así pues a
finales de 1873, parecía que la situación comenzaba a cambiar. Estas derrotas
carlistas, junto a las propiciadas en noviembre en Ares del Maestre
(Castellón), gracias a la brillante actuación de dos baterías montadas al mando
del comandante Félix León, y en Bocairente (Valencia), donde Weyler venció a
Santés en diciembre, sirvieron para subir la decaída moral de la República.
Sin embargo, Vic
cayó el 10 de enero de 1874, a pesar de la valiente defensa efectuada por un
destacamento del 5.º Montado, cuyo jefe, el teniente Juan Cochera, murió
heroicamente en la acción, en la que los legitimistas se apoderan de dos
cañones Krupp y abundante munición. Más tarde, el ejército republicano sería
sorprendido por las fuerzas carlistas de Savalls y derrotado el 14 de marzo de
1874 en Castellfullit, cuando acudía en auxilio de la sitiada plaza de Olot, ya
bajo el mando superior de Rafael Izquierdo.
En esta acción,
y bajo las órdenes del general Nouvillas, el capitán Eduardo Temprado
escribiría una de las páginas más gloriosas de la Artillería en la campaña.
Aquel combate se
abrió con la derrota de la columna liberal, a pesar de lo cual, el capitán
Eduardo Temprano, del 1.er Regimiento de Montaña, continuó dirigiendo
serenamente el fuego de las cuatro piezas de su batería, demostrando
constantemente en su actitud y sus palabras, su resolución llegar hasta el
final sacrificando hasta su vida si era preciso, en aras del deber y del honor.
Y así fue, pues murió en el cumplimiento de su misión aquel 14 de marzo de
1874. En un contexto desfavorable y en medio del pánico general, dispersas o
rendidas ya las tropas, continuó impertérrito el fuego, y hasta el último
momento cargó personalmente las piezas de su batería mientras pudo.
Pero cuando ya
herido, se quedó sin artilleros, trató de inutilizarlas, consiguiendo clavar
dos, cayendo exhausto sobre el tercer cañón al que se abrazó, sin escuchar las
intimaciones de los carlistas para que se rindiera. El sargento Blas Gámez, no
quiso separarse de su lado, y murió allí heroicamente con su capitán.
Eduardo Temprado
y Pérez fue recompensado a lo largo de su vida militar, según Real Orden de 21
de octubre de 1867, con la Cruz de 1.ª Clase del Mérito Militar para premiar
“servicios especiales”. También le fue concedida, por orden del regente del
Reino de 16 de mayo de 1870, la Cruz de 1.ª Clase del Mérito de Guerra como
reconocimiento a los servicios de guerra por los sucesos republicanos de
Barcelona y Gracia ocurridos del 4 al 9 de abril de ese mismo año.
Y, por último,
cabe destacar que fue condecorado por su actuación en Castellfullit con la Cruz
Laureada de San Fernando de 2.ª Clase por Real Orden de 8 de julio de 1876, por
tanto, a título póstumo.
Temprado ha
merecido el reconocimiento y recuerdo del Arma de Artillería por la acción en
que perdió la vida. Como consecuencia de su heroico y meritorio comportamiento,
recibió también el reconocimiento por parte del director general de Artillería,
quien dispuso que se colocase en el Museo del Arma un cuadro de honor con la
copia de la Orden, su retrato y su espada. De igual forma, otros recuerdos
similares fueron dispuestos en el Colegio y en el Cuadro de Estandartes del
1.er Regimiento de Artillería al que perteneció este militar. Aún hoy su nombre
aparece destacado en el cuadro dedicado a Castellfullit en el pasillo de honor
de la Academia de Artillería de Segovia.
Sin duda, el
capitán Temprado es uno de los artilleros que jugaron un destacado papel en
esta etapa de la historia de España, en la que el Cuerpo de Artillería tuvo un
importante protagonismo, no sólo militar, sino también en el desarrollo
tecnológico e industrial, y en las turbulencias de la política interior de la
época. Como colectivo, el Arma de Artillería fue —como acertadamente expresó
Jorge Vigón en el título de una de sus obras— “un personaje español del siglo
xix”.
Bibl.: J. Vigón,
Un personaje español del siglo xix: El Cuerpo de Artillería, Madrid, CIAP,
1930; Historia de la Artillería Española, Madrid, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), 1947; P. de Azcárate, La tradición liberal
del ejército español en el siglo xix, Roma, Ed. Realidad, 1966; F. Fernández
Bastarreche, El Ejército Español en el siglo xix, Madrid, Siglo XXI, 1978; J.
C. Clemente, Las Guerras Carlistas, Barcelona, Península, 1982; C. Medina
Ávila, Campañas del Reinado de Alfonso XII y Regencia, Madrid, Tabapress, 1994,
cap. XI.
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Las cruces laureadas de San Fernando en la provincia de Teruel
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Pinchad aquí:
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Casa de la Villa
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Puerta Baja
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