DESCRIPCIÓN DE LAS ERMITAS DE
ENCINACORBA
Por Chusé María Cebrián Muñoz
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Encinacorba posee cinco ermitas en su
término municipal y, cada una de ellas, tiene características diferenciadoras
del resto. Primeramente las enumeraremos atendiendo a criterios poco rigurosos
de su origen constructivo dado la falta de documentación y de datos de las
mismas. Así pues, en primer lugar podemos citar a la ermita de San Cristóbal
(en ruina total) y de Santa Quiteria. Ambas están construidas en tapial y
pueden estar ubicadas entre los siglos XII y XIII.
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SAN CRISTÓBAL
En ruina total. San Cristóbal tuvo la
función de reunir la junta de aguas de los representantes de Cariñena, Paniza y
Encinacorba. Situada sobre un altozano sobre la huerta Carnicer vigilaba una
importante surgencias de agua que debía y de hecho abasteció a Cariñena de agua de boca, de riego, movió
un molino y abasteció a dos tejerías, además, esta surgencia de agua junto con
otra situada más abajo que llena la Estanca debería inundar una cava excavada
rodeando la muralla de Cariñena en caso de ser asediada (el asedio de la Guerra
de los dos Pedros guardó en Cariñena amarga memoria durante siglos).
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SANTA QUITERIA
La ermita de santa Quiteria, objeto
actual de especial atención, está bajo la advocación de esta santa protectora
contra la rabia. Está desmantelada y en la iglesia parroquial se guarda una
imagen en bulto de la titular. Dos notas antes de pasar a su descripción. En su
interior hubo enterramientos porque tenemos fotografías de las lápidas y por
ello pensamos que debió de haber una cofradía encargada del templo. La otra cuestión a reseñar es que, es
tradición en la villa, que en algún momento en la parte exterior se hicieron
enterramiento con motivo de alguna peste, ya que en la pared exterior de
levante se conservan cruces incisas y que con el tiempo debieron desprenderse
las cruces originales.
Descripción: Perteneciente al gótico
más primitivo, se trata de uno de los escasos ejemplos de este estilo en la
provincia de Zaragoza. Levantada sobre una planta de nave única, de tres
tramos, y cabecera recta, al exterior se caracteriza por la utilización de
tapial entre hiladas de ladrillo; la articulación de los muros se reduce a la
existencia de toscos y gruesos contrafuertes de ladrillo construidos en el
siglo XVI momento en el que se llevó a cabo el acceso, abierto en el muro de la
epístola a modo de arco de medio punto de gran rosca de ladrillo.
En el interior destaca especialmente
la armadura de madera de madera a dos aguas que apoyada sobre arcos diafragma
apuntados, que descargan en los muros a través de pequeñas pilastras, cierra la
nave; a pesar de la austeridad decorativa destaca la tracería gótica en las
vigas y de las ménsulas donde apoyan. Igualmente de interés resulta el coro
elevado sobre dos arcos rebajados moldurados.
Constructivamente la ermita pertenece
a la tipología característica del gótico, y a pesar de no ser un modelo
ejemplar de este estilo, se trata de uno de los escasos ejemplos del gótico
primitivo en la provincia de Zaragoza, constituyendo una construcción de
carácter bastante popular aunque ciertamente interesante. Texto: SIPCA.
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SANTA CRUZ
En tercer lugar citaremos a la ermita
de Santa Cruz que tiene una peripecia más sustancial. El lugar pudo ser, como
sucede en muchos puntos de España,
especialmente señalado por las religiones paganas. Era común señalar
lugares propicios potenciadores de la
vida que funcionaban como válvula de escape frente a la monogamia (Yerma, de
García Lorca). Sobre estos lugares la Iglesia construyó ermitas y trató de
suprimir las prácticas ancestrales. De estas prácticas quedan la bendición de
los términos y una especie de juego erótico conocido como “El Culé”. También
este monte era punto desde el que se controlaba la entrada al valle por el
puerto del Alto de San Martín. Por esa razón, la ermita y su torre con campana
para avisar a la población, fueron destruidas por las tropas napoleónicas al
entrar por dicho puerto del Alto de San
Martín.
La ermita en sí y los espacios anejos
tuvieron pretensión de ser convertidos en un santuario. Incluso se realizaron
encuentro juveniles y de retiro espiritual en tiempos del franquismo. En la
actualidad conserva una ermita de una nave con arcos de medio punto y techo con
vigas de madera. Anexas a la ermita tiene varias salas de uso popular. En la
capilla del baptisterio de la iglesia se conserva un cuadro al óleo que
reproduce el hallazgo de la cruz en que murió Cristo.
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ESCONJURADERO
La siguiente ermita que veremos es la
conocida como “esconjuradero” y se cita como la situada más al sur de Aragón.
Es sencilla, de una nave y techo de madera a dos aguas. En un principio debió tener
cuatro ventanas, desde las cuales se realizaba el esconjuro a los cuatro puntos
cardinales, pero pronto se transformó. Se colocó un fantástico Cristo llagado
que ha sido restaurado y catalogado. Al Cristo le acompañan las imágenes de la
Virgen y San Juan (sin restaurar) por lo que constituye un Calvario. Esta ha
sido la función prioritaria de la ermita durante cientos de años hasta que se
trasladó el Cristo a la parroquial. Quedan fragmentos, también restaurados, de
un retablo gótico atribuido al maestro de Langa del Castillo. Los ventanales
laterales han sido cegados y, solamente queda, la ventana a los pies de la
ermita, que durante mucho tiempo sirvió de oratorio piadoso. La ermita, después de ser desmantelada, ha
tenido otros usos como una estufa de yoduro de plata para espantar (tal vez
esconjurar) las tormentas.
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HUMILLADERO
La última ermita y la más moderna es
la conocida como del “Humilladero”. Los humilladeros pueden tener varias
formas: la más común es una simple cruz, generalmente conocida como Cruz de
Término (de viaje). En otras ocasiones
el humilladero está más elaborado porque la cruz está cubierta con una pequeña
techumbre a cuatro aguas, en este caso se le llama “Cruz Cubierta”. Y,
finalmente, como es el caso, el humilladero es una ermita que tiene un atrio
cubierto y dos ventanas desde las que el viajero daba gracias por haber tenido
buen viaje. La ermita es de construcción moderna y en su interior hay un
retablo barroco con el preceptivo Cristo que debe tener un humilladero.
En el siglo XVII hubo un movimiento
municipalista que se centró en las ermitas. En ellas se acogían las cofradías,
realizaban sus juntas y programaban sus actividades. Los cofrades tenían el
privilegio de poder ser enterrados en su interior, que al ser lugar sagrado,
era una garantía de llegar con certeza al cielo.
Recuperar el patrimonio es recuperar
nuestro pasado.
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