LA
EDAD CONTEMPORÁNEA EN ENCINACORBA
Por
Chusé María Cebrián Muñoz
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Comienza el siglo XIX con la
llegada de Lagasca a Madrid, lugar que abandonará en el año 1823 para marchar
exiliado a Londres durante toda la década ominosa. Vuelve ya, como el más
importante botánico de Europa. En el año 1806 muere en Madrid Juan Antonio Pellicer
y Pilares que sería durante el siglo XVIII uno de los más importantes
escritores españoles (primera biografía de Cervantes o la edición comentada de
El Quijote).
Con la invasión napoleónica
comienza la Edad Contemporánea y a Encinacorba llegaran las tropas francesas
causando grandes males. El paso del ejército francés destruye la economía de la villa y, también,
se tiene memoria de la destrucción de la ermita de Santa Cruz que vigilaba la
entrada por el puerto. Dos anécdotas quedan de estos sucesos. Una es el suceso
acaecido en la llamada habitación de los franceses, hecho luctuoso que se
produjo en una habitación de la casa de la calle de la Amargura. Por otra
parte, y mucho más tarde, se publicó un cuaderno de viaje de un soldado del
ejército francés en que apuntó el nombre del castillo de Encinacorba con el
apelativo de Sinascuevas que, sin duda, obedece a una falta de comprensión de
la lengua española.
Por otra parte el siglo
transcurría dentro de los parámetros seculares. La villa, en su origen, se
entregó a los templarios, luego pasó a los sanjuanistas y para facilitar su
poblamiento el maestre del Temple Pedro Arnaldo de Tarroga, otorga a los nuevos
pobladores el fuero de Zaragoza. Administrativamente desde 1711 hasta 1833
perteneció al Corregimiento de Daroca. En el año 1833 con el decreto de Javier
de Burgos se procede a formar Ayuntamiento (1834) democrático a la vez que se
incorpora al Partido Judicial de Daroca. Pasa al Partido Judicial de Cariñena
en el año 1911 y de nuevo en el año 1965 vuelve al Partido Judicial de Daroca. Desde 1834 adscrito a la Diputación Provincial de Zaragoza.
Este status quo alcanzado durante siglos se rompe con las llamadas
desamortizaciones. A Encinacorba le afectó la de Mendizábal porque incidió en
las órdenes militares.
Estas son las principales
desamortizaciones del siglo XIX en España:
Reinado de José I Bonaparte
(1808-1813)
Cortes de Cádiz (1810-1814)
Trienio Liberal (1820-1823)
Desamortización de Mendizábal (1836-1837)
Desamortización de Espartero (1841)
Desamortización de Madoz (1854-1856)
A la encomienda de Encinacorba le afectó
la desamortización de Mendizábal que comenzó en el año 1836 y que fue efectiva
en la villa entorno al año 1842. Veamos como afectó la desamortización a la
villa.
Los “frailes poseían con el
castillo, la iglesia (en el interior del castillo), el diezmo /primicias,
aranceles y ocasionalmente herencias. Además de todo lo que competía a la
función religiosa se quedaron con los pastos (La Pardina, pastos de verano) y
con los bosques (La Prisca bosque de Encinas), también era de su propiedad el
molino harinero situado en el río Huerva, el Horno de pan y la fragua (luciar
las rejas y herrar los machos). De tal manera que todas las rentas que obtenían
les permitían tener un “capitulo eclesiástico” bastante bien dotado (con hasta
19 frailes). Sus obligaciones pasaban por controlar el puerto del Alto de San
Martín y si acaso, mandar expedicionarios a Creta, Rodas o Malta con el fin de
luchar contra “el moro”. Así nace el relato del milagro de la Virgen del Mar.
Hay un monolito en el abrevadero de la
fuente en el que se señala que en el año 1616 se eligieron dos jurados,
seguramente para tratar de los litigios producidos entre ellos y, también, con
los frailes (los jurados son Miguel Romero y Miguel Ruan). Este
privilegio de nombrar jurados, almutafazes y autorizar pesos y medidas en un
privilegio concedido en el año 1336 por el Castellán de Amposta. La Castellanía
de Amposta tenía su sede en Zaragoza en el palacio de la Zuda y tenía
representación en las Cortes de Aragón.
Pero el siglo XIX fue muy convulso y los
gobiernos de la monarquía española necesitaban dinero a espuertas. En esta
tesitura se produjeron varias desamortizaciones la más extensa fue a los
municipios y la más publicitada la de la Iglesia. ¿Cómo afectó esta desamortización
a Encinacorba? Básicamente se les quitaron los bienes a los Sanjuanistas y se
vendieron al mejor postor.
El fenómeno que se produjo fue un
empobrecimiento de las clases populares (rentas agropecuarias) por el siguiente
motivo: Los habitantes de la villa tenían por derecho de costumbre arrendadas
tierras, pastos, bosques, molino, horno y herrería a los frailes. Ahora, los
bienes de la Iglesia (frailes) pasaron a manos de particulares que los
explotaban por sí mismos con la consiguiente pérdida de renta para la
población. La desamortización castigó a las clases populares, sobremanera.
De esta manera la segunda parte del
siglo XIX fue muy penosa para la población teniendo en cuenta que a esta merma
en la renta se añadió el boom demográfico. Casi todas las casas de Encinacorba
están divididas, tanto las habitaciones, como trujales, las bodegas, etc. Así
que, en torno a los años 80 del siglo XIX muchos encinacorberos tenían que emigrar.
Madoz señala que la provincia de Zaragoza es netamente migratoria (excepto la
capital).
En estas comprometidas circunstancias aparece un fenómeno que tuvo un
éxito extraordinario y que ha perdurado hasta nuestros días. Se trata de la
Banda de Música de Encinacorba (1880) que en el año 2030 cumplirá 150 años de
funcionamiento ininterrumpido.
¿Dónde radica el éxito de la Banda de
Música de Encinacorba? Pues en que se planificó como un complemento de la renta
agropecuaria. Se ha dicho: “EN ENCINACORBA, EN CADA CASA UN MÚSICO”. Es decir,
para que la banda tuviera su función social garantizada, cada casa debía
aportar un músico y de esa forma la banda no era un órgano extraño al cuerpo
social. Era, y es, el mismo cuerpo social del municipio.
También, a finales del siglo XIX, se
introduce el cultivo del olivo recomendado en el diccionario Madoz. En este
diccionario se señala que a mediados de este siglo el castillo todavía
conservaba 6 torreones y 4 puertas y que “solo por el E. cruza el camino real
de Madrid (gira por el humilladero). Se cita el molino de la Hoz en el Huerva,
frente a la venta nueva.
A finales de siglo crece la devoción a
la Virgen del Mar y proseguirá al siguiente. De este siglo son los Gozos a la
Virgen, El Dance (1885) y la Salve Marinera.
El siglo XX comienza en Encinacorba
con hechos contrapuestos, en el plano religiosos se escribe una novena a la
Virgen y se obtiene del Papa Pio X las indulgencias solicitadas. La actividad
del campo es cada vez más agrícola que ganadera y en particular la viticultura
se verá afectada por una terrible enfermedad conocida como la filoxera que
tiene el territorio en incertidumbre entre los años 1900 y 1909. La ganadería,
antaño todopoderosa fue perdiendo pulso a lo largo del siglo XIX. Pero, lo que
verdaderamente anima a Encinacorba es la construcción del ferrocarril, así que,
terminadas las obras del túnel del Somport (1914), se tienen noticias en
Encinacorba (1917) de mano de la familia de don José de la Casa y doña Blanca
de que se va a construir el ferrocarril Caminreal-Zaragoza, pasando por esta
localidad. A partir de este momento se reorganiza el tráfico y la carretera que
pasaba por Encinacorba toma el camino de Paniza (puertos del Huerva y de
Paniza), mientras Encinacorba se siente afortunada por tener el ferrocarril (a
través del puerto del Alto). La compañía del Ferrocarril Central de Aragón
inauguró oficialmente el 2 de abril de 1933 este nuevo ramal conocido como El
Caminreal, que unió la línea Calatayud-Teruel-Sagunto con la estación de
Delicias, en Zaragoza. Ocho túneles del ferrocarril pisan suelo del término municipal de Encinacorba.
Este ferrocarril dará nueva
vitalidad al pueblo, la Banda podrá viajar a poblaciones más lejanas y a la
villa llegarán muchos forasteros a trabajar en los ocho túneles de su término
municipal. Habrá matrimonios mixtos y se ve la posibilidad de exportar vía
ferrocarril el vino y la uva de Cribatinaja.
Nada más inaugurarse el
ferrocarril, casi sin tiempo para asimilarlo se produce la Guerra Civil
(36-39). Encinacorba queda en el bando nacional y es lugar de descanso de la
tropa. Es admirable el comportamiento del alcalde al evitar muchas muertes,
avisando con antelación a los implicados.
La cooperativa San Esteban.-
En 1955 triunfó el asociacionismo, a raíz de una campaña lanzada por la Unión
Nacional de Cooperativas. Por último, la Cooperativa de San Esteban de
Encinacorba se constituyó con 80 socios que aportaron 20 pta. cada uno. Al
principio se construyó una nave de 600.000 l. y en 1961 se realizó la primera
ampliación. Al final de los sesenta la capacidad total era de 1.700.000 l. y el
número de socios 222, que representaban el 96% de los propietarios de viñas del
municipio. En la década siguiente las modificaciones fueron mínimas.
LA DESCAPITALIZACIÓN DEL
CAMPO
Las cooperativas
vitivinícolas (y otras muchas) nacen de una necesidad y de una carencia. La
necesidad es la de pasar del trujal doméstico a una instalación que ofrezca más
garantías de elaboración, mantenimiento y venta del producto. La carencia es la
descapitalización del campo. El agricultor tiene sus tierras, generalmente
heredadas, así como los aperos de labranza. Dinero tiene poco o nada. La solución
era, pues, agruparse formando una cooperativa. El Estado acudió a cubrir la
necesidad y se fomentó esta manera de organizarse. Para darnos cuenta de lo que
hablamos diremos que en la Cooperativa de San Esteban de Encinacorba en el año
1955 cada socio pone una cantidad de dinero estimada en 20 pesetas. ¿Mucho o
poco dinero? Trasladando ese dinero al
año 2019 tenemos que, 20 pesetas de 1955, equivalen a 6,78 euros (1.128 Pts.)
del año 2019 (El año 2020 todavía no tenía IPC cuando hicimos el cálculo).
Hemos hecho la traslación según el IPC acumulado y con la fórmula del INE.
Resulta, hoy día, ridículo,
que para formar una “empresa” que garantice la supervivencia de 80 socios, el
capital a exponer sea de 6,78 euros por
cada socio.
En el año 1954 Manuel Ferrer
Regales publica un libro titulado “ENCINACORBA La vida rural de un municipio
del Campo de Cariñena” que constituye una rareza digna de mayor atención.
Finalmente, debido a una
serie de circunstancias dolorosas y luctuosas la cooperativa cierra y, el final
del siglo XX resulta regresivo para la población que ve la desertización como
un hecho irremediable. Sin embargo, en la transición de siglo se inicia una
reactivación de la actividad agrícola. Pero, ni la Pajarilla, ni el Moscatel,
ni la Cribatinaja logran renacer. Por el contrario nuevos cultivos se están
introduciendo en su término, a la espera de que se supere la crisis de
superproducción de vino.
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