Esta casa de Villalba de los Morales la han arreglado muy bien. Los dueños no han escatimado en medios y han metido buenos materiales. La fachada es del llamado ladrillo caravista y en los vanos han colocado unos cercos de yeso. Seguramente sabían, por tradición, que las ventanas se pintaban con azulete y han querido darle un toque popular y han querido seguir la tradición. No ha quedado mal, y es ahora, una de las mejores casas del pueblo. Pero, ¿por qué pintar de azulete el cerco de la ventana? Nos sonará raro, pero, en un sociedad creyente en la que se nacía y se moría en la casa, había determinados detalles que eran fundamentales. Y es que el cerco azul de la ventana, en las creencias antiguas, servía para señalar el tránsito del alma del difunto de la habitación hacia el cielo. Por esa razón el cerco exterior carece de fundamento y de uso.
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Aquí tenemos otra ventana en el mismo pueblo. En esta ocasión está pintada (no diremos bien) sino conforme a la cultura religiosa tradicional. No es que nosotros queramos poner una norma o retrotraernos a tiempos pasados, no. Simplemente queremos decir que hay que saber por qué se hacían las cosas de una manera determinada. Es cultura. Es antropología.
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