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jueves, 16 de mayo de 2024

Mayo2024/Miscelánea. 180 ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA GUARDIA CIVIL

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LA GUARDIA CIVIL CONMEMORA EL 180 ANIVERSARIO DE SU FUNDACIÓN

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Francisco Javier Girón y Ezpeleta de las Casas y Enrile, II duque de Ahumada y V marqués de las Amarillas (Pamplona, 11 de marzo de 1803-Madrid, 18 de diciembre de 1869), fue un aristócrata, noble y militar español, fundador y primer director general de la Guardia Civil.

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El 28 de marzo de 1844, se produce el momento histórico de la creación oficial de la Guardia Civil cuando, por Real Decreto, se crea un “cuerpo especial de fuerza armada de Infantería y Caballería”, bajo la dependencia del Ministerio de la Gobernación y con “la denominación de Guardias Civiles”.

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CAMINOS  E INSEGURIDAD

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Basta con leer algunos capítulos de El Quijote para darse cuenta de que los caminos, durante siglos, en España, han sido malos e inseguros. Solamente los romanos crearon una verdadera red de “vías” que luego fue fundamento de los “caminos reales” y ya en el siglo XX se acometió con nuevas perspectivas el plan REDIA (Red Especial De Itinerarios Asfálticos). Los reyes estaban más preocupados por la Armada que traía de América y Filipinas lo necesario para mantener sus guerras y sus lujos. Por esa razón, si lees el Madoz (1845-50) te das cuenta del abandono y atraso que sufre España en las comunicaciones. Son, la inmensa mayoría, caminos malos y de herradura. En la segunda mitad del siglo XX se da un salto exponencial: autovías y ave. Inimaginable a principios de siglo.

Desde la Edad Media con el dominio musulmán se inician los viajes formando caravanas o grupos afines para una mejor defensa. De nuevo, esto se plasma en la Edada Moderna en El Quijote.

Pero, después de varios intentos de crear una policía que protegiera los caminos, llegamos a mitad del siglo XIX concretamente en 1844 y se crea una policía rural que tendrá una trayectoria efectiva hasta nuestros días. Ha nacido La Guardia Civil.

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GUARDIA DEL REINO  DE ARAGÓN

 Texto GEA 2000

(Hist. Mod.) Organismo dependiente de los diputados aragoneses cuya misión esencial consistía en preservar la paz y el orden público. El incremento de la delincuencia, robos, homicidios y de todo tipo de delitos observado a mediados del siglo XVI movió a las autoridades a crear este cuerpo de vigilancia. Fundado en 1568, será a partir de 1572 cuando alcance su conformación definitiva.

El excesivo costo de su mantenimiento y la incapacidad para hacer frente a todos los objetivos inicialmente propuestos llevaron a los diputados a limitar su acción, reducida en esencia a mantener expeditas las más importantes rutas comerciales del reino. Atención especial merecieron los caminos que conducían a Francia por Canfranc y al Principado de Cataluña por los Monegros. La vigilancia se ejercía de manera más intensa en aquellos lugares que ofrecían mayor peligro. Los miembros de la Guarda, formada por infantes y jinetes, residían en presidios, teniendo en teoría limitados sus contactos con la población civil. Los presidios de mayor importancia fueron los de Jaca y Fraga. Hubo otros en Bujaraloz, Zuera, Alcubierre, Tamarite de Litera, etc.

La tropa tuvo en ocasiones graves faltas de disciplina: connivencias con bandoleros, conflictos con la población civil, progresivo abandono de sus cometidos; sin embargo, el mayor defecto residía en el absentismo. Era muy frecuente que oficiales y soldados estuvieran beneficiándose de una plaza en una de las guarniciones y residieran en la capital del reino, ejerciendo otra profesión. Ello movió a los diputados a arbitrar unas normas disciplinarias mucho más rígidas, a fin de lograr una mayor eficacia en las acciones de la Guardia.

Además de la vigilancia de los caminos, la Guardia del Reino tenía encomendadas en ocasiones misiones de carácter especial: acompañar al gobernador de Aragón en las salidas que éste hacia por el reino en persecución de bandas de delincuentes; proporcionar escolta al monarca o a personajes importantes a su paso por territorio aragonés; proteger el tránsito de las remesas de moneda enviadas a Cataluña, etc. A pesar de los problemas de indisciplina, en líneas generales la Guardia del Reino permitió con su actuación que los intercambios comerciales, amenazados por el incremento de la delincuencia, pudieran continuar realizándose.

A partir de las Cortes de 1592, celebradas en Tarazona, la Guardia del Reino, que continuaría siendo sufragada por los diputados, pasó a depender directamente del monarca, quien se encargaría de nombrar las personas que debían formar parte del organismo. En el siglo XVII, aunque en teoría la misión de la Guarda no sufrió modificación alguna, el sentido del cargo decayó. Sus integrantes, más que ejercer una función, lo eran en pago de servicios prestados a la monarquía.

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