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Manuel Valera Candel
Universidad de Murcia
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Mariano Lagasca Segura (1776-1839), que había dirigido el Jardín Botánico de
Madrid desde 1814, ya era un botánico ampliamente conocido y de gran reputación
internacional cuando llegó así que no es de extrañar la cálida acogida
dispensada por muchos de sus colegas ingleses, que le facilitaron la
continuación de sus actividades en instituciones como la Sociedad Linneana, la
Sociedad de Horticultura y el Jardín Botánico de Chelsea de la Sociedad
Farmacéutica londinense. El propio Lagasca, al final de uno de sus trabajos
publicados en Londres, muestra su reconocimiento por la ayuda que le han
prestado diversos botánicos e instituciones: «Este es el lugar de expresar mi
gratitud al noble caballero Mr. Aylmer Bourke Lambert, al Caballero Mr. Roberto
Brown, al venerable Dr. Sims, y al Señor Juan Lindley, vicesecretario de la
Sociedad Horticultural por la bondadosa generosidad con que protegen mis
tareas, franqueándome sin reserva sus colecciones de plantas secas, y sus
riquísimas bibliotecas; a la ilustre sociedad Horticultural, y a la de
Farmacéuticos, que me franquean sus jardines, como igualmente a los señores
Loddiges que hacen lo mismo con el suyo; y en fin al distinguido catedrático de
botánica de Copenhague, Mr Hornuemann, que me ha remitido más de trescientas
especies de semillas de aparasoladas, prometiéndome aumentar sus favores con
los ejemplares dobles de su herbario». De su labor botánica londinense Lagasca
dejó constancia en varios trabajos científicos. En primer lugar hay que
mencionar el estudio sobre las plantas aparasoladas (las conocidas hoy como
umbelíferas), que acabamos de citar, y que gozó de difusión internacional. En
la misma revista, Ocios de españoles emigrados, publicó varios artículos más: un
estudio sobre la cochinilla; una reseña biográfica de Simón de Rojas Clemente con
motivo de su fallecimiento; una recensión de la Novorum vegetabilium
descriptiones de los mexicanos Pablo de la Llave y Juan Lejarza; y una nota
sobre la pérdida de los manuscritos de Francisco Hernández, aunque en estos dos
últimos casos los artículos no tienen su firma, pero no hay duda sobre su
autoría, pues ningún otro de los colaboradores habituales de la revista escribía
sobre cuestiones botánicas. Entre 1826 y 1828 publicó una serie de artículos
sobre el estado de la botánica y la agricultura en España en The Gardener's
Magazine. En 1827 comenzó a publicar en fascículos una relación de plantas con
su herbario, que tituló Hortus Siccus Londinensis, y del que aparecieron cuatro
entregas. Este mismo año comenzó a traducir en El Repertorio Americano un
estudio sobre la materia médica de Brasil escrito en latín por Martius. También
colaboró en el Semanario de Agricultura y Artes, así como en el Diccionario Español-Inglés
de Neuman, Baretti y Seoane, para el que realizó un Diccionario de términos
botánicos, que aparece incluido en una relación de sus papeles y libros, y cuyo
paradero se desconoce. Igualmente quedó inédita su traducción de la Théorie
élémentaire de la botanique de Agustín P. de Candolle. Según Miguel Colmeiro,
arregló e ilustró la obra manuscrita de Miguel Barnades, Specimen Florae
Hispanicae. En 1831 Lagasca se trasladó a la Isla de Jersey, donde permaneció
hasta 1834. Durante su estancia en la isla entró en contacto con John Le
Couteur, con quien estableció una gran amistad, y por intermedio del cual fue
nombrado miembro honorario de la Jersey Agricultural & Horticultural
Society. Escribió un Catálogo de plantas de dicha isla, así como una Instrucción
dedicada a los agricultores, en la que indicaba los procedimientos para mejorar
el cultivo de los cereales en la misma. Tras su regreso a Madrid en 1834,
además de ser condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica, ejerció de
nuevo como profesor del Jardín Botánico y fue nombrado presidente de la Junta
de Gobierno del Museo de Historia Natural. Un agravamiento en su estado de
salud aconsejó su traslado a Barcelona en diciembre de 1838, donde falleció
seis meses más tarde, el 28 de junio de 1839.
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