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martes, 9 de junio de 2020

Junio2020/Miscelánea. LAGASCA EN EL EXILIO Y EL HORTUS SICCU ENCINACORBENSI

ACTIVIDAD CIENTÍFICA REALIZADA POR LOS LIBERALES ESPAÑOLES EXILIADOS EN EL REINO UNIDO, 1823-1833
 Manuel Valera Candel
Universidad de Murcia
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Mariano Lagasca Segura (1776-1839), que había dirigido el Jardín Botánico de Madrid desde 1814, ya era un botánico ampliamente conocido y de gran reputación internacional cuando llegó así que no es de extrañar la cálida acogida dispensada por muchos de sus colegas ingleses, que le facilitaron la continuación de sus actividades en instituciones como la Sociedad Linneana, la Sociedad de Horticultura y el Jardín Botánico de Chelsea de la Sociedad Farmacéutica londinense. El propio Lagasca, al final de uno de sus trabajos publicados en Londres, muestra su reconocimiento por la ayuda que le han prestado diversos botánicos e instituciones: «Este es el lugar de expresar mi gratitud al noble caballero Mr. Aylmer Bourke Lambert, al Caballero Mr. Roberto Brown, al venerable Dr. Sims, y al Señor Juan Lindley, vicesecretario de la Sociedad Horticultural por la bondadosa generosidad con que protegen mis tareas, franqueándome sin reserva sus colecciones de plantas secas, y sus riquísimas bibliotecas; a la ilustre sociedad Horticultural, y a la de Farmacéuticos, que me franquean sus jardines, como igualmente a los señores Loddiges que hacen lo mismo con el suyo; y en fin al distinguido catedrático de botánica de Copenhague, Mr Hornuemann, que me ha remitido más de trescientas especies de semillas de aparasoladas, prometiéndome aumentar sus favores con los ejemplares dobles de su herbario». De su labor botánica londinense Lagasca dejó constancia en varios trabajos científicos. En primer lugar hay que mencionar el estudio sobre las plantas aparasoladas (las conocidas hoy como umbelíferas), que acabamos de citar, y que gozó de difusión internacional. En la misma revista, Ocios de españoles emigrados, publicó varios artículos más: un estudio sobre la cochinilla; una reseña biográfica de Simón de Rojas Clemente con motivo de su fallecimiento; una recensión de la Novorum vegetabilium descriptiones de los mexicanos Pablo de la Llave y Juan Lejarza; y una nota sobre la pérdida de los manuscritos de Francisco Hernández, aunque en estos dos últimos casos los artículos no tienen su firma, pero no hay duda sobre su autoría, pues ningún otro de los colaboradores habituales de la revista escribía sobre cuestiones botánicas. Entre 1826 y 1828 publicó una serie de artículos sobre el estado de la botánica y la agricultura en España en The Gardener's Magazine. En 1827 comenzó a publicar en fascículos una relación de plantas con su herbario, que tituló Hortus Siccus Londinensis, y del que aparecieron cuatro entregas. Este mismo año comenzó a traducir en El Repertorio Americano un estudio sobre la materia médica de Brasil escrito en latín por Martius. También colaboró en el Semanario de Agricultura y Artes, así como en el Diccionario Español-Inglés de Neuman, Baretti y Seoane, para el que realizó un Diccionario de términos botánicos, que aparece incluido en una relación de sus papeles y libros, y cuyo paradero se desconoce. Igualmente quedó inédita su traducción de la Théorie élémentaire de la botanique de Agustín P. de Candolle. Según Miguel Colmeiro, arregló e ilustró la obra manuscrita de Miguel Barnades, Specimen Florae Hispanicae. En 1831 Lagasca se trasladó a la Isla de Jersey, donde permaneció hasta 1834. Durante su estancia en la isla entró en contacto con John Le Couteur, con quien estableció una gran amistad, y por intermedio del cual fue nombrado miembro honorario de la Jersey Agricultural & Horticultural Society. Escribió un Catálogo de plantas de dicha isla, así como una Instrucción dedicada a los agricultores, en la que indicaba los procedimientos para mejorar el cultivo de los cereales en la misma. Tras su regreso a Madrid en 1834, además de ser condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica, ejerció de nuevo como profesor del Jardín Botánico y fue nombrado presidente de la Junta de Gobierno del Museo de Historia Natural. Un agravamiento en su estado de salud aconsejó su traslado a Barcelona en diciembre de 1838, donde falleció seis meses más tarde, el 28 de junio de 1839.
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