Este cartel situado en la puerta del número 33 de la calle de la Parra es el síntoma, el dato claro, de que los tiempos están cambiando. Las nuevas tecnologías arrasarán en muy poco tiempo los últimos vestigios de la era tecnológica, para pasar a la era de la inteligencia artificial.
El salto es brutal y en poco tiempo esto del llamador en la puerta será una antigualla. Efectivamente, un sensor estratégicamente instalado en la calle nos mandará a nuestro centro neuronal, -mientras dentro de la cocina de diseño freímos tranquilamente patatas-, que familiar, amistad o ser alienígena o terrestre, se aproxima a nuestra puerta y quiere visitarnos.
De momento aquí, en una de las calles más castizas de Teruel, sigue funcionando el viejo llamador o trucador.
Que tomen también nota los curas. Eso de tocar la campana para ir a misa tiene los días contados. Un chip instalado en el cerebro del feligrés le avisará, vía divina, de la hora de la misa o, quizá, de cuando le toca la próxima confesión, el dentista o la peluquería... por decir algo.
*
Sin embargo, eso de "dar un golpe para el primer piso, dos para el segundo... etc." tiene un punto evocador y romántico. En tiempos de Jerónimo Lafuente, es seguro que la moza casadera estaba pendiente de los golpes de la puerta por si el mozo la llamaba para festejar. Ahora, ya no es novedad pues, decenas los wasaps han rebotado ya en la estratosfera antes de que el crestudo galán asome el morro por la calle de Huesca.
*
Todo lo dicho no obsta para reconocer que, los turolenses, han creado los "trucadors" más bellos de España. Como este de Matías Abad que fotografió López Segura.
*
Lo dice la letra de la zarzuela: "hoy los tiempos adelantan que es una barbaridad".
*
HUMOR MISCELÁNEO PARA
EL LECTOR CONTEMPORÁNEO
***
**
*
**
*
