Primero fue el encuentro con los
amigos, conocidos y autoridades. Después la fotografías para guardar como
recuerdo. Finalmente, empezó el acto con la presencia de “todas”las autoridades
turolenses en el marco incomparable de la iglesia de San Pedro. Habló el Alcalde
largo y tendido sobre Teruel, sobre Javier Sierra... Luego habló el protagonista
del acto que como casi siempre que uno va a su pueblo, habla de su infancia: la
escuela, el instituto, la calle el Carrel, la biblioteca, etc., etc. El marco
para la presentación del libro no estuvo
elegido por casualidad. Se trata de la iglesia de San Pedro y del Mausoleo de
los Amantes de Teruel. Si algún misterio hay por descifrar en este mundo,
todavía, puede que el de la muerte por amor de nuestros protagonistas turolenses sea uno de ellos. Tenía
Javier Sierra a sus espaldas el impresionable retablo renacentista de autor
desconocido, aunque, con destacados detalles de un Maestro de la gubia (Yoli). A su
izquierda, la capilla hornacina de los médicos (Cosme y Damián) en la que se
encontraron las momias de los Amantes y en la que se encuentra un prodigiosos
retablo de Gabriel Yoli. En la siguiente capilla, de la Inmaculada, un cuadro
de Antonio Bisquert. Toda la iglesia está pintada de la mano de Salvador Gisbert y la
forja es de Matías Abad. Seguro que a Javier le suena todo esto, escuchado
desde niño en mil y una conversaciones. En el Mausoleo de los Amantes está la
impronta de Juan de Ávalos y Taborda que hizo las esculturas, ahora tan
elogiadas, de nuestros más famosos vecinos. De Muñoz Degrain guardamos un
boceto de los Amantes y al lado Jorge Gay, también de la provincia, nos dejó un
impresionante cuadro. En este ambiente tan propicio hizo Javier su presentación
ante un público que abarrotaba el templo y que estaba rendido a su persona en
cuerpo y alma. Al acto acuden, siempre, muchos de sus profesores que guardan “como
oro en paño” todos sus libros firmados. Por todo ello, por la persona (Javier
Sierra) tan entrañable y próxima, por el público turolense, entregado de
antemano y por el marco incomparablemente bello de San Pedro, el acto resultó
de total satisfacción.
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Cabecera del templo donde se desarrolló el acto. La arquitectura pertenece al gótico levantino, las vidrieras se hicieron en Barcelona, el retablo es renacentista y la pintura (historicista) es de principios del siglo XX, de la mano de Gisbert.
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Le queda a Javier Sierra descubrir el misterio de los Amantes de Teruel y plasmarlo en una gran novela, como ya lo intentara el de Corbalán.
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El siglo XIII dejó en Teruel el misterio de la
muerte de Juan e Isabel (los Amantes de Teruel). Un hecho extraordinario
producido de forma excepcional por efecto de la emoción amorosa. Tal hecho ha producido ópera (Bretón), teatro (Juan Eugenio), pintura (Degrain) y alguna novela como la de Isidoro Villarroya.
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Nace en Teruel, en el año 1971. Tras éxitos como El ángel perdido, La dama azul o La cena secreta, nos presenta este libro asombroso. "Esta aventura se inicia en 1990, cuando Javier Sierra tropieza en las galerías del Museo del Prado con un misteriosos personaje que se ofrece a explicarle las claves ocultas de algunas de sus obras maestras"
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"Visiones místicas, anuncios proféticos, conspiraciones, herejías y hasta mensajes que parecen llegados del "otro lado" inspiran a maestros como Rafael, Tiziano, el Bosco, Juan de Juanes, Bitticelli, Brueghel o el Greco. Y según ese inesperado maestro, lo que todos ellos dejaron escrito en sus pinturas es tan sobrecogedor como revolucionario"
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"Iniciado en edad muy temprana en la tarea de contar Historia -e historias- en los medios de comunicación, Sierra lleva más de dos décadas empeñado en hallar respuestas a las grandes incógnitas que nos rodean y compartir sus descubrimientos a través de la literatura."
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La literatura es según Javier Sierra: "Una de las pocas invenciones humanas capaz de trascender el tiempo y las fronteras culturales."
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El autor turolense vive en Madrid y este es su décimo libro.
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"Vivimos en tiempos en los que los mensajes del arte parecen no importarle ya a nadie." En la fotografía ante un cuadro de Antonio Bisquert.
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El autor ojea su novela antes de la presentación.
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Aspecto que presentaba la iglesia.
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El colegio se llamó "Francisco Franco" y después "Atarazanas".
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