LA LENGUA ES LA BASE DE LA CULTURA DE UN PUEBLO
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En la “prehistoria” del nacionalismo
aragonés cifrada a principios del siglo XX se encuentran dos figuras: Julio
Calvo Alfaro y Gaspar Torrente. Ambos aragoneses y ambos trasladados a
Barcelona, ciudad en la que desarrollan su cultura y su vida social y política.
Empapados, ambos, en el nacionalismo floreciente catalán, tratan de llevar esas
ideas a Aragón, sin pisar Aragón. Bien es verdad y para ser exactos, que hay un
intento (fracasado) por parte de Gaspar Torrente de implantar ese nacionalismo
en Aragón y así, en el año “1929 se
traslada a Graus para intentar la creación de una organización nacionalista
dentro de Aragón. En esta ciudad publica y dirige Ideal de Aragón, que aparece
en junio de 1930 y desde el que lanza en marzo de 1931 una Unión Regionalista
de Graus (transformada luego en Agrupación Republicana Federal) de la que es
secretario. El escaso eco encontrado por sus planteamientos —que había tenido
ya que rebajar— hace que en octubre de 1931 se traslade a Barcelona”. (Tomado
de la GEA)
Pasada, en Aragón, la etapa franquista
y al rebufo de la España de las autonomías nace de manos de un asturiano
(Hipólito Gómez de las Roces) el Partido Aragonés Regionalista en el año 1978.
El PAR es un partido, de raíz agraria, y apegado al folklore aragonés. Nace en
defensa del Ebro contra los trasvases y su mayor enemigo es la burguesía
catalana que quiere hacer posible ese trasvase (luego la valenciana). A su vez
pide nuevos regadíos que se plasman en el llamado “pacto del agua”. Superada la
etapa de los trasvases y con un Ebro más que escuálido, el PAR parece que ha perdido
su razón de ser. Pactar a diestra y siniestra (políticamente hablando) para
obtener unas migajas, es la única razón de su existencia.
Dos años antes del nacimiento del
PAR, concretamente en el año 1976, nace en Huesca el Consello d´a Fabla
Aragonesa. Una organización cultural que tiene como fin el desarrollo y
promoción de la lengua aragonesa en grave peligro de extinción total. La razón
fundamental del Consello es sentar las bases de una genuina cultura aragonesa,
sin la cual, no sería posible el nacionalismo aragonés (cosa que ya le pasó a
Gaspar Torrente). El Consello iba realizando un trabajo de mucho éxito y era
considerado como referente único de la llamada Fabla Aragonesa. Así andaban las
cosas cuando en el año 1986 nace el partido Unión Aragonesista/ Chunta
Aragonesista. Esta era la prueba de fuego para saber si el nacionalismo
aragonés (de izquierdas) funcionaba y tomaba cuerpo en Aragón. Sin embargo, se
dio otro paso en falso al caer el partido en manos de Labordeta un cantautor/comunista.
El comunismo y el nacionalismo son refractarios por razones obvias. Así que,
tras la muerte de Labordeta, el partido (La Chunta) lleva una vida paralela a
la del PAR, con una Consejería de la que vive el partido y a la espera de
tiempos mejores. Mientras tanto, la cultura-sustrato de este movimiento (la Fabla)
se debate entre la división y el aprovechamiento de los logros conseguidos por
el Consello.
El nacionalismo aragonés tiene ahora
un encefalograma plano. Tanto los congresos de la CHA, como del Par, solamente
sirven para repartirse los cargos. Ninguno de los dos partidos hace una
renovación ideológica, ni establece las bases del asentamiento definitivo del nacionalismo
que dicen defender.