¿CÓMO FUERON LAS ELECCIONES
MUNICIPALES DEL AÑO 1931 EN ESPAÑA?
(¿Qué celebran los que festejan el 14 de abril? ¿Por qué la proclamación de la II República Española fue un golpe de estado revolucionario?)
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Realmente no hay que dar muchos datos
numéricos con los que poder apostillar lo que fue el resultado de estas
elecciones y sus consecuencias.
El primer dato cierto es que la
monarquía estaba en crisis tras la dictadura de Primo de Rivera y, el rey,
queriendo renovar el tejido político, comenzó con unas elecciones municipales.
Lo primero que hay que señalar, y muy
importante, es que el sistema electoral seguía siendo “censitario”. Es decir,
el voto no era universal. Primo de Rivera había dado voto a una parte muy
minoritaria de la mujer, aquella que era censitaria y por ser mujer no tenía
voto. Se trataba de los casos en que los padres habían muerto y la hija mayor,
sin tutor, se hacía cargo de la familia. Una pequeñísima porción, pero que permitió
a algunas mujeres ser concejalas y alcaldesas. Pero, en términos generales, ni
la mujer, ni las monjas, ni los frailes (clero regular), tenían derecho al voto.
El día 5 de abril tuvo lugar la
presentación de candidaturas en toda España. Ese mismo día, en los municipios
en los que solamente se presentaba una candidatura o, había menos candidatos
que plazas a cubrir de concejal, quedaban automáticamente proclamados
concejales a todos los efectos. Es decir, para una mayoría de la España rural,
no hubo votación. Dato importante, ya que, a la hora de demandar un cambio de
régimen atendiendo al plebiscito popular, no había lugar, pues no hubo votación en muchos casos.
También hay que recordar que la España rural en estos momentos de nuestra historia
tenía más habitantes que la urbana. No sabemos, ni sabremos nunca, los votos conseguidos por cada partido, dado que una parte del censo no votó al proclamarse automáticamente los candidatos elegidos para las concejalías correspondientes.
El día 12 de abril se produjo la
votación en todos aquellos municipios con varias candidaturas, principalmente
las capitales de provincia. Así pues, el 12 de abril de 1931 se celebró la
segunda fase de las elecciones. De nuevo, los resultados fueron muy
desfavorables para las candidaturas republicanas. De hecho, frente a 5.775
concejales republicanos, los monárquicos obtuvieron 22.150, es decir, el voto
monárquico prácticamente fue el cuádruplo del republicano. Las candidaturas republicanas ganaron en casi todas las capitales de provincia.
A partir de este momento tiene lugar
una serie de hechos, más ligados a la conspiración y al movimiento
revolucionario, que a la estricta matemática electoral. El rey tiene que
marcharse de España, etc., etc.
Pero, los nuevos dueños de España, la
nueva república, tenía dos problemas: la LEGITIMIDAD y la LEGALIDAD. Ninguna de
las dos cosas tenía porque la república había venido de un golpe de estado revolucionario.
Para resolver el tema de la
LEGITIMIDAD argumentan que el voto rural, el del 5 de abril (las candidaturas
monárquicas ganadoras), carecían de valor porque provenían del régimen
caciquil. A tal efecto, se convocan nuevas elecciones municipales en aquellos
pueblos que habían sido proclamadas las candidaturas monárquicas. Ahora sí,
ahora, la gente entiende quién es el nuevo “cacique” y eligen las candidaturas
republicanas. Pero la LEGITIMIDAD no se gana haciendo trampas al solitario.
El segundo aspecto preocupante fue la
LEGALIDAD. Aquí el asunto les vino dado de la mano de los monárquicos. En el
momento en el que los partidos monárquicos se presentaron a las primeras
elecciones convocadas por la república, ésta, queda automáticamente LEGALIZADA.
El cambio de régimen, como puede
verse, comenzó de forma disparatada. El futuro sería traumático. Tan traumático
que trajo una guerra civil.