Sala Grande y alcoba de los Montemuzo en Burbáguena.
*****
LA CAMA TÍPICA
ARAGONESA
*
Todos estos conceptos de “casa típica”,
“traje típico”, “comida típica”, etc. son, sin lugar a dudas, intentos de establecer
patrones como forma de dar a conocer de manera superficial a grandes masas de
población, la realidad de un territorio. Por lo que respecta al tema de hoy,
que son las casas y camas de huéspedes en fondas, hoteles y casas de turismo
rural, por lo que nosotros sabemos, son el resultado de un largo proceso de
evolución anárquica, más allá de cualquier intento de planificar el turismo
desde sus orígenes. Así por ejemplo, no es lo mismo la casa palacio de Burbáguena
con su Sala Grande (ver foto) y sus alcobas, que una casa fuerte ganadera, que
una casa de labriegos o mineros (ver foto) que vivían de su jornal.
El turismo en Teruel fue un
recurso económico que apareció en el territorio sin planificación y sin ningún mecanismo
de atracción o publicidad. Se acrecentó a partir de un mediano desarrollo de
las carreteras (por lo tanto muy tardíamente) en dos puntos: los balnearios y
el aire puro de la montaña, con dos clientes diferenciados. Al balneario acudía
clase alta, pequeña burguesía y también
agricultores del Reino de Valencia, muchos tras la siega del arroz (Manzanera,
Camarena de la Sierra). Por otra parte apareció la necesidad del aire puro para combatir la
tuberculosis. Es el caso muy repetido de Bronchales y sus pinares, lugar al que
acudían, también, los trabajadores de la fábrica de pilas Tudor (Zaragoza).
La falta de instalaciones
adecuadas hacía necesaria, a veces, la contratación de habitaciones en casas
particulares. De ahí el mito de que los dueños de las casas dejaban la cama a
los señoritos para irse ellos a dormir al pajar. La anécdota, sea cierta o no,
deja entrever la necesidad de ese suplemento económico a toda costa y que no se
podía desaprovechar. Este turismo estacional y luego el de la nieve, han hecho
nacer grandes urbanizaciones, con una expectativas a veces disparatadas. Un ejemplo
de disparate arquitectónico, es el perpetrado en Alcalá de la Selva con esa
monstruosa urbanización que hay según llegas desde Mora.
El cuanto al dormitorio, a poco
buena que fuera la casa, las camas estaban colocadas en las alcobas. La Sala
Grande era espaciosa con gran ventanal abalconado. Amueblada con una mesa de nogal
en el centro, espejo, arcones y un lavamanos. En un extremo se abría una o dos
alcobas cerradas sólo con cortinas. En principio, la luz era la de una vela y más
tarde (las que yo he conocido) un bombilla con su “pera”. Debajo de la cama,
siempre, un orinal. Luego, la panoplia de dormitorios era amplia hasta llegar a
la fotografía del camastro situado en la cueva-vivienda de las minas de azufre
de Libros.
Ahora en la provincia, quién lo
iba a decir, hay casas de turismo rural que son verdaderos palacios. Por ello
no conviene perder la perspectiva de esa casa, de esa cama y de esas gentes que
construyeron el solar, ahora para divertimento y, que ahí hubo una lucha denodada
por sobrevivir en un territorio que escupía la gente a millares. No en vano la
emigración ha sido la mayor pasia de
nuestra tierra, la mayor de las pestes, pues es la que más población se ha
llevado.
*
****
***
**
*
***
**
*
ABAJO, HABITACIONES DE TURISMO RURAL EN LA PROVINCIA.
*
*