FENÓMENOS PARANORMALES EN EL RAJO (TERUEL)
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El primero en verlas fue Miguel,
por algo caminábamos por el barranco de Barrachina. De repente exclamó… ¡mira,
mira, si parecen personas! Marcial, que acababa de sentenciar que los
territorios que hollábamos eran “Terciarios”, de lo cual todos asentimos, dando el “caso”
por perdido. Marcial, como agarrado por un cable a la pierna, paró de sopetón…
se ajustó las gafas que lleva partidas por delante y exclamó: ¡No me lo creo…
no me lo puedo creer… increíble…! Son como las Caras de Bélmez, terció Aurelio,
al que no se le escapa una. Se fueron aproximando al enorme talud vertical, a
aquella muela impresionante, a aquel majestuoso y rojizo farallón y, cada vez,
las caras se hacían más gigantescas y borrosas. Fijaros, dijo Paco Domingo que
es muy fijetas, una parece llevar coleta... El orriotino abrió los ojos como platos al pensar, de inmediato, en la
posibilidad de la representación, allí mismo, de sus jefes podemitas. Esto se
arregla fácil, señaló Vicente Amo (también orriotino). Que vaya Siete Pisos a
por una escalera a Aliaga y que traiga Guillermo, de sus manzanos de
Tramacastiel, el “Fairy” que le ha sobrado del sulfateo de los manzanos. Los demás nos quedaremos aquí, debajo de
esta sabina comiendo Gachas. Tras cuatro o cinco horas de espera y gracias a los
coches, llegaron por fin. Siete Pisos apalancó la escalera contra la pared y
subió hasta donde estaban las figuras. “Acércame el trapo y el Fairy” le dijo a
Guillermo. Tras otras tantas horas de trabajo y turnándose los Gacheros en
rigurosos orden, por fin aparecieron las figuras resplandecientes. No eran unas
imágenes borrosas como las del pueblo de Jaén. Estas parecían salir de una
pantalla de plasma supermoderna. El orriotino
se frotó (también) las manos de dicha. ¡Mis jefes..., mis jefes...), decía, mientras
corría barranco arriba y barranco abajo como un destalentado (y, más contento que un tonto con un violín roto). Espallargas y
Lucha quedaron mohínos y afligidos… ellos sin embargo, comentaban por lo bajinis: ¡políticos hasta
en la sopa!
El caso es que tras el inverosímil
y paranormal hallazgo se organizan, todos los días, caravanas de personas que
vienen de todas las partes de España a comprobar que tan singular representación
no es fruto de la imaginación calenturienta de quien ha comido Gachas, sin
conocimiento.
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Podemos... hasta en la sopa.
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HUMOR MISCELÁNEO PARA
EL LECTOR CONTEMPORÁNEO
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