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Si al comienzo de La Batalla de Teruel (15/12/37-22/02/38) las fuerzas estaban descompensadas (4.000 nacionales frente a 100.000 republicanos), una ver perdida la capital, el día 8 de enero de 1938, Franco reorganiza la contraofensiva y llevará al frente de Teruel otros 100.000 hombres. Por esta razón las cifras de muertos y desaparecidos que dan muchos historiadores alcanzan los 50.000 que es el 25% de los combatientes. Una cifra común en las guerras de esta época.
Se dice que el general Rojo era el mejor (más capaz) general republicano y puede ser cierto. Muchos generales franquistas señalaron que La Batalla de Teruel quedó en tablas porque no pudieron aniquilar al ejército republicano.
En efecto, una vez que el general Rojo vio el número de deserciones que se producían en su bando, organizó una retirada estratégica. Fue retirando sus mejores divisiones y fue dejando el terreno dinamitado. Principalmente puentes, de carretera y de ferrocarril. Aquí, en la foto superior, pueden verse los puentes de La Puebla de Valverde, pero lo mismo les sucedió a los de Albentosa, etc. etc. Todo se dinamitó en la retirada, es lo que procede.
Parece elemental una estrategia de estas características. Sin embargo, el coronel Domingo Rey d'Harcourt cuando organiza la defensa de Teruel se olvida de una cosa elemental para un estratega medianamente avezado. Se trataba de volar los puentes que daban comunicación a la ciudad (castillo de Teruel). Organizó la defensa en el segmento que va de la Glorieta al Seminario y esto fue un error. El resto de la ciudad cayó rápidamente en manos del enemigo. El viaducto permaneció intacto al igual que el Puente de la Reina. Por esa razón perdió la confianza de Franco.
Ya los militares Carlistas entendieron que Teruel funcionaba como un castillo. Este plano es testigo de ello.
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