San Pedro en Cátedra (1630) obra de Gregorio Fernández (1576-1636). Desamortización.
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Todo comenzó en tiempos del rey Carlos III y la expulsión de los Jesuitas de todos los territorios de la Corona española. Este fue el principio de sucesivas incursiones del Estado en los bienes de la Iglesia primero y de los municipios después. A este proceso se le llamó DESAMORTIZACIÓN y hubo en España ocho (8) desamortizaciones. Las desamortización recayeron sobre el clero y los municipios, por el contrario la nobleza que poseía mucho dinero pudo comprar grandes lotes de bienes desamortizados. Durante el Trienio Liberal (1820-23) hubo un intento de expropiar a la nobleza que fracasó. Así estaba la estructura económica de España en los siglos XVIII y XIX.
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Los periodos más importantes de las ocho desamortizaciones se explican en el cuadro siguiente.
Los cuatro periodos desamortizadores más significativos se realizan en los años siguientes según señala el gráfico: Primer periodo entre 1836-1844. Segundo periodo entre 1845-1854. Tercer periodo entre 1855-1856 y, cuarto periodo, entre 1858-1867.
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Así estaban las cosas hasta que llega la II República Española (1931) que se inaugura quemando iglesias y conventos. Pero esto sería solamente el aperitivo porque, el mayor desastre llegó con el inicio de la Guerra Civil (36-39) y la división de España en dos zonas: Zona Nacional y Zona Roja.
En la Zona Roja o Zona Republicana se inició un sistemática quema de los bienes del clero, particularmente iglesias, conventos, ermitas y cualquier otro símbolo religioso. Aragón, así como la provincia de Teruel, quedó dividido en dos partes, la oriental roja y la occidental nacional. Los bienes muebles eran sacados de las iglesia y quemados en una pira. Esto se puede comprobar al entrar en cualquier iglesia de un pueblo (parte oriental) de Teruel. Si perteneció a Zona Roja, todo fue quemado y el mobiliario actual (altares imágenes, etc) se compró después de la contienda.
Tal fue el desaguisado que el Estado mandó a Santiago Sebastián hacer un inventario de los bienes artísticos de la provincia.
En las iglesias desmanteladas, la vuelta a la normalidad fue larga y penosa. La compra de figuras religiosas para el culto se hizo con las aportaciones de los parroquianos y es curioso que hemos encontrado una similitud en casi todas las iglesias desmanteladas. había una preocupación por dotarse de dos figuras en especial: UN CRISTO CRUCIFICADO y una DOLOROSA. Al Cristo se le pedían favores y a la Dolora consuelo. De esa manera se iba tirando...
Virgen Dolorosa de Fuentes Claras. Este municipio quedó en el bando nacional y el templo y la imagen se han conservado.
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Templo desmantelado
Virgen Dolorosa de Albalate del Arzobispo. Imagen moderna.
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Templo desmantelado
Virgen Dolorosa de Pancrudo. Imagen moderna.
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Virgen Dolorosa procesionando en la Semana Santa de Teruel. Imagen moderna.
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Retablo de Pancrudo quemado por las fuerzas revolucionarias de la II República Española
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DESAMORTIZACIONES
LA CUATRO
DESAMORTIZACIONES MÁS IMPORTANTES DEL SIGLO XIX
a) un primer período (1836-1844) que se
corresponde con la aprobación de la Ley de Desamortización de Mendizábal (1836)
y los años inmediatamente posteriores a su entrada en vigor. En estos años la
expropiación de bienes eclesiásticos es muy alta, llegando el valor de las
propiedades a 3.400 millones de reales de vellón. Por el contrario, los bienes
civiles representan un escaso valor no superando los 100 millones de reales. Este
hecho nos demuestra que Mendizábal se propuso desvincular especialmente las
propiedades de la Iglesia y con los ingresos obtenidos de su subasta pública
financiar la guerra carlista, disminuir la deuda pública y atraerse a las filas
isabelinas a los compradores de esas propiedades religiosas.
b) Un segundo período (1845-54) en el que
con claridad se interrumpe ese proceso; las fincas eclesiásticas expropiadas y
vendidas apenas suponen 200 millones de reales de vellón siendo las propiedades
civiles irrelevantes (50 millones). Esta parálisis del proceso desamortizador
está relacionado con el cambio de gobierno tras el fin de la regencia de
Espartero y la subida al poder de los moderados. Una de las primeras medidas
que tomaron fue detener la expropiación y venta de los bienes eclesiásticos ya
que esto perjudicaba los intereses de la Iglesia y en su programa político el
moderantismo defendió el poder y la influencia de la institución eclesiástica
en todas las esferas del país.
c) El tercer período (1855-56) se
corresponde con un nuevo cambio de gobierno; en este caso es el partido
progresista el que sube al poder tras la Vicalvarada y en 1855 su ministro de
Hacienda, Pascual Madoz publica la Ley General de Desamortización por la cual
se ponen en subasta todos los bienes civiles de propios y comunales propiedad
sobre todo de los municipios. Por eso en esta 2ª desamortización serán las
propiedades civiles las que superen con creces a las eclesiásticas en su valor
pecuniario. En esta etapa las expropiaciones civiles llegan a 500 millones de
reales y las eclesiásticas a 450 millones. También la desamortización de Madoz
afectó a bienes de la Iglesia que aún no habían sido desvinculados. La
finalidad de esta ley era favorecer el desarrollo industrial del país
subvencionando a las compañías que invirtieran en la construcción de la red
ferroviaria.
d) El último período (1856-67) coincide con
un nuevo gobierno, de carácter moderado (Unión Liberal y posteriores gobiernos
moderados). Estos años son los de verdadera aplicación de la Ley de Madoz por
lo que se multiplican los bienes expropiados llegando los de los ayuntamientos
a 2.800 millones de reales y los eclesiásticos a 1.300 millones; no tuvo
objeciones los diferentes gobiernos moderados en aplicar esta ley puesto que
afectaba principalmente a las propiedades civiles y menos a las eclesiásticas.
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