Tenemos en Teruel, actualmente, dos toricos. Uno es el original que permanece "secuestrado" y, el otro, el que luce actualmente sobre la columna de la plaza de Carlos Castel. Nos estamos acostumbrando al nuevo y todo porque el viejo tarda demasiado en volver. Y, ¿por qué tarda tanto en volver el Torico estricallao? Mucho nos tememos que sirva de rehén electoral. Conforme se acerquen las elecciones municipales (para mayo) volverán a sacar de paseo (una vez más) al viejo Torico. Estamos en unos tiempos en los que "todo vale para el convento" y no hay impedimento ético, ni tacha moral, para utilizar lo que sea con el fin de obtener votos. En este caso el símbolo de la ciudad caído al suelo por suerte de la fiesta pergeñada por los de La Soga y Baga que, todavía, no han dicho ni muuu. ¡Cuesta tanto disculparse!
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