Como su nombre indica el Rabal nace como extremo (o rabo) de la villa. Si Teruel nace al abrigo del torreón moro (alcázar) que vigilaba el camino de las caravanas que unía las taifas de Zaragoza y Valencia, el Rabal, nace y crece en el camino viejo que parte de la puerta de Zaragoza, cruza la actual Ronda de Dámaso Torán (antes ejido), toma la curva de la placeta del Santo Cristo y sigue por la calle Mayor del Rabal turolense. Aproximadamente a mitad de la calle Mayor el camino gira a la izquierda por la calle de la Alforja y pasa por delante del hospital de los mercedarios, luego, gira a la derecha por el Carrel y pasando el Arquillo abandona la villa /ciudad. Precisamente en tiempos modernos la garita de "consumos" estaba junto a la casa del Cagarruto. El cobro de "consumos" era un impuesto de cuyo privilegio solamente disfrutaban las poblaciones que tenían el título de CIUDAD. El cobro de este impuesto solamente cesaba los días feriados. Por esta razón y a prudente distancia de la ciudad nacen las ventas para pernoctar los comerciantes la noche anterior al día de mercado y así librarse del impuesto: VENTA PILATA, VENTA ROSA, VENTA DE L´AMPLES Y LAS TAHONAS.
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Por este punto el viejo camino de Zaragoza gira por la calle de la Alforja.
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El Rabal termina en los arreñales o explanadas dedicadas a desahogo de las actividades agropecuarias de los vecinos.
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La población que habitaba el Rabal era cristiana y todavía quedan numerosas reliquias de esta fe. Aquí, una cerámica de la calle Mayor, nos recuerda que no debemos olvidar a las ánimas del purgatorio.
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Como sucede en la Plazuela del Rabal de nuevo aquí surge la advocación a la Virgen del Rosario y a Santo Domingo de Guzmán. La Provincia del Rosario es una de las más importantes que tienen los dominicos en el mundo.
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