Como todos los años, fieles a su cita, llegan las moras de zarza a los márgenes de caminos y fincas. Ya están maduras y al alcance de la mano. Se pueden comer a puñados o hacer mermelada en casa. En cualquiera de los casos, riquísimas, aunque luego te quede algún molesto granito entre los dientes; por esa razón, si se hace mermelada es bueno pasarlas por un colador.
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