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viernes, 1 de diciembre de 2017

Diciembre2017/Miscelánea. SENDA FLUVIAL DEL RÍO GUADALOPE DESDE LA TOSCA HASTA ALIAGA (CUARTO TRAMO)

RODEANDO LA TÉRMICA
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Continuamos, río arriba, hasta la presa de la térmica que está ya, casi colmatada. Pasamos a la margen derecha del Guadalope y seguimos por la orilla del remanso del entibo. Por aquí, el paseo es más amable y solamente el silencio y el recuerdo, se encuentran y se dan la mano. Arriba, en el cielo, los buitres vuelan en círculo mientras el agua cantarina salta entre las piedras y abre un cauce que es como el tajo de un cuchillo en la mantequilla. Como la mañana de noviembre está despejada y ligeramente tibia, damos, de cuando en vez, sosiego al tiempo para mirar de reojo ese enorme edificio que se recorta en el otro costado de la superficie de agua sobre la que ya afloran grupos de plantas. Para 1949  empezaron los trabajos y los ingenieros suizos, que vivían en el Hotel Turia de la capital, cada día, subían hasta Aliaga, cosa difícil de entender para las gentes de aquí en aquellos tiempos. Para 1952 ya era un mundo en movimiento y las gentes del lugar se felicitaban por su suerte. La empresa les dotaba de todo. De esa manera fue naciendo una dependencia que luego, para 1982, para cuando cerró, empezó a ser dolorosa. Yo llegué aquí en el año 1982. Todo estaba en proceso de desmantelamiento y “los cadáveres” de aquella espantada, aún perviven y muestran sus espaldas arañadas. La propiedad pasó de ERZ a ENDESA y de ésta a ENEL. No hubo alternativa más que aquella que dice: ¡Ahí os quedáis! Fue un duro golpe para un pueblo que tuvo nobles antecedentes y gentes principales como los Feced. Pero, hubo que recoger los pedazos y tirar para adelante. El pueblo (la villa) que fue cabeza de Partido Judicial y tuvo en activo hasta Registro de la Propiedad, no es más que la sombra de lo que fue. Decenas de masadas lanzaron al mundo a sus gentes y los que quedaron se fueron a vivir al pueblo, sobre todo, en la época del Maquis.
Al pueblo (la villa), que tiene un verano muy agradable, acuden geólogos, paleontólogos, excursionistas y curiosos. Quedan asombradas, las gentes que lo visitan, ante una naturaleza que se destripa delante de ellos en canal. Un río y unos senderos alucinantes. Una ermita,la de la Virgen de la Zarza, ejemplo de restauración señalado por APUDEPA… y, un Ayuntamiento, que se esfuerza por encontrar nuevos recursos endógenos con los que fijar y atraer población. Y, es cierto que, pese a las dificultades, poco apoco van dando pasos hacia adelante. Casas rurales, el Molino Alto, restaurantes... y una gente acogedora reciben al visitante / turista como antaño se hiciera con el forastero: dejándole franca la puerta. Sin duda, Aliaga, el  tercer polo del frío turolense, merece que la suerte se vuelva de su parte y que la ayuda institucional acuda a levantar tantos proyectos como tienen madurados.
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