LANZUELA Y EL GATO
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Supimos que no estaba definitivamente
despoblado por el gato. Estaba junto a la iglesia de San Julián y al bisbiseo
acudieron algunos más. Solamente tres coches aparcados y una casa con gente.
Llamamos y la inquilina era rumana y desconocía el español en absoluto. El
alcalde en las labores del campo y en la plaza un señor que llegó, en coche, en
ese instante a dar vuelta a la casa. Otro joven en una granja al que inquirimos
para ver la iglesia. ¡Difícil!, nos dijo, el alcalde está labrando. Bueno pues
para otra ocasión será. Iglesia, torre, dos ermitas (una particular), una casa
Consistorial en la que destaca el trinquete y pocas casas dignas de mención. Capítulo
aparte es el edificio Víctor Bayona que contempla en su parte baja un bar y
sobre el dos viviendas sociales. Como las puertas estaban abiertas, por estar
las cerraduras destrozadas, entramos. Tras subir el primer tramo de escaleras
hay un rótulo que dice: “AVENIDA DE LA REPÚBLICA”. Las dos viviendas están
destrozadas, los muebles y utensilios esparcidos como si hubieran entrado unos
bárbaros. Salimos desolados.
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