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jueves, 12 de octubre de 2017

Octubre2017/Miscelánea. BASILIO LAÍN GARCÍA EN ALADRÉN.

BASILIO LAÍN GARCÍA
CRÓNICA DEL PERIÓDICO “LA COMARCA DEL CAMPO DE CARIÑENA.
El Ayuntamiento de Aladrén, por atenerse estrictamente a las normas requeridas, no pudo comprar, como era su deseo, la casa de Don Basilio Laín García para dedicarla a Casa de Cultura y con este motivo ofrecer un cálido homenaje de recuerdo a su obra y su persona.
La casa ha sido vendida y los nuevos dueños han sabido dar un trato exquisito a la figura de su antiguo dueño. El Ayuntamiento ha ubicado la Casa de Cultura dignamente en otro lugar y el pueblo y el consistorio están decididos a tributar el mejor homenaje a su recuerdo, destacando su obra y su persona en los medios de comunicación a su alcance y recuperando, cuanto sea posible, sus escritos.
Don Basilio Laín García nació en Aladrén el 22 de mayo de 1892 en el seno de una familia humilde. Poseían algunas pequeñas fincas insuficientes para el mantenimiento de la familia por lo que su padre, el señor Cayo, tenía que recurrir a trabajar en los Algezares, haciendo yeso. Vivían en una pequeña casa de una planta además de la planta calle. Más tarde él elevaría las plantas posibles, pero siempre viviría allí, en la casa de sus padres.
Contrariamente a lo que era común en aquel tiempo, estos padres ejemplares no consintieron que su hijo faltara un solo día a la escuela y a la iglesia y es de suponer que el cura, Don Juan Antonio Mollet como el maestro, en vista de sus extraordinarias cualidades, aconsejaran a sus padres llevarle al seminario, único sitio donde, con el mínimo gasto, esas especiales dotes podían desarrollarse y fructificar. Muy pocos padres en sus mismas condiciones de estrechez hubieran aceptado. Un hijo fuerte en pleno crecimiento, ayudando al padre, representaba la solución para el próximo futuro. No puede haber duda de que sus padres --Cayo y Francisca--, aunque no lo fueran en medios materiales, eran excepcionalmente ricos en inteligencia, sentido común y capacidad de sacrificio.
Basilio ingresó en el seminario de Belchite en 1984 con doce años cumplidos para estudiar Latín y Humanidades y en 1909 fue pensionado al Pontificio Colegio Español de Roma para estudiar Filosofía y Teología en la Universidad Internacional Gregoriana. No era algo habitual, sólo se hacía con alumnos verdaderamente destacados y aquel año, ciertamente extraordinario, la Diócesis de Zaragoza no envió uno sino dos estudiantes. Don Basilio tenía en Don Pascual Galindo el mejor competidor y el mejor amigo que hubiera podido desear.
La nota habitual de la pareja era "Summa cun laude", la máxima que la Universidad Pontificia otorgaba. La leal competición, transformada en absoluta y total colaboración entre ambos, estaba dando los mejores frutos, a tal punto que la voz de Don Pascual suplió durante todo un curso la falta de visión de Don Basilio, afectado de una grave infección ocular que le impedía leer. La nota de ambos fue "Summa cun laude", como siempre.
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, en la que tomó parte también Italia y tuvieron que regresar a acabar sus estudios en Zaragoza.
Celebró su primera Misa el 27 de diciembre de 1916 en Aladrén. Con la clara intención de ayudar cuanto antes a sus padres, inmediatamente ejerció de coadjutor en Oliete, de donde pasó a párroco de Urrea de Gaén, donde tiene una calle dedicada. En 1922 ganó por oposición una canonjía en Huesca, donde llegó a ser Vicario General. Hizo Filosofía y Letras y seguidamente ganó la cátedra de Latín en el Instituto Nacional de Huesca, del que luego fue director. En 1941 fue trasladado por Orden Ministerial al Instituto Miguel Servet de Zaragoza donde también fue director, hasta que en 1945 presentó la renuncia por motivos de salud, una salud que empezaba a debilitarse pero que no le impidió hacer grandes cosas todavía.
Dedicada su vida a la enseñanza, su obra más conocida es la Gramática Latina junto con sus textos de traducción preparados para tres cursos. Escribió también una Gramática Italiana y otra de Lengua Española, de gran calidad didáctica todas ellas, por lo que tuvieron una gran aceptación en toda España. Además escribió libros de Dogma, Moral y Religión de los que el más leído seguramente fue "La Iglesia de Jesucristo".
Cuando el marqués de Tosos vendió lo que fue el término de Alcañiz de La Huerva a Lobera, a un empresario de la comarca, este lo distribuyó en parcelas que puso en venta. Muy pocos labradores de Aladrén, que es el pueblo más cercano, pudieron optar a ellas. Asesorado desinteresadamente por el entonces abogado de más fama en Zaragoza, muy amigo suyo, Don Basilio puso en marcha un procedimiento de acogida a una ley social, por el cual una sociedad, constituida por cuantos vecinos de Aladrén quisieron agruparse, adquirió todo el extenso territorio de la orilla izquierda del río más cercano al pueblo. Cada socio recibió por sorteo una parcela en unas condiciones que le permitieron pagar al Estado cada año la cuota correspondiente, sin el menor agobio.
Sus grandes amigos, Don Pascual Galindo, Don Mariano Burriel y Don Vicente Tena, solicitaron para él la "Medalla pro Ecclesia et Pontífice", que le fue naturalmente otorgada.
Era claramente obligado que Aladrén le tributara el más que merecido homenaje y diera su nombre a la calle en que nació y vivió. Tuvo lugar el sábado 22 de mayo de1948, día de su 56 cumpleaños. Nadie que estuviera en las mínimas condiciones de poder asistir dejó de hacerlo.
Don Basilio continuó visitando Aladrén, pero su larga enfermedad, que se lo llevó el 9 de noviembre de 1973, no tardó en impedírselo.
LUIS ALEGRE AGUDO
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Aladrén
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