YA NO ES LA BANDERA DE LOS FACHAS
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Todo el mundo, todos los estudiosos
del tema y todos los datos históricos señalan la invasión napoleónica como el
despertar del sentimiento nacional español al grito de: “La patria está en peligro.”
Y es, efectivamente, cuando la patria está amenazada cuando surge esa emoción
nacionalista. Lo vimos con España, en los Sitios de Zaragoza y en innumerables
actos de heroísmo durante el siglo XIX. Pero, también, vimos la patria
despedazada por guerras civiles, cuatro en dos siglos (XIX y XX).
Con todo, el sentimiento nacionalista
español es débil y solamente aparece tibiamente en determinadas circunstancias.
La mayor parte de la población no sabe nada o casi nada del símbolo nacional
español, es decir, de la bandera.
La actual bandera es copia de la
aragonesa y la utiliza por primera vez el rey español Carlos III, que ya lo había
sido de Nápoles y Sicilia. En el Mediterráneo es proverbial durante toda la
Edad Media la presencia en los barcos con el pabellón real de Aragón. Es banderín de enganche y estandarte de
muchos batallones en la Guerra de la Independencia y, no será, hasta el reinado
de Isabel II cuando forme parte del nuevo ejército ya nacional.
El franquismo, al utilizar de forma
sobreactuada esta bandera le ha dado un gran descrédito. De tal forma que si se
pregunta a la gente mucha dirá que la bandera española es una “bandera facha”.
Sin embargo y paradójicamente, la
extrema derecha que suele abrazarse a los símbolos nacionales ha tenido escasa
presencia parlamentaria (véase por contra a la dulce Francia). En España, ni un
solo diputado hay en el parlamento perteneciente la extrema derecha. Sin
embargo, la extrema izquierda, ha estado sobrerepresentada. Así lo ha decidido
el pueblo y punto. Pero duele ver a personas con las manos manchadas de sangre
en cualquiera de los parlamentos españoles (Otegui y compañía).
En las circunstancias actuales,
Cataluña, ha despertado el sentimiento español como pocas veces se había visto
antes. No solamente las grandes ciudades sino que, en pueblos pequeñitos,
aparecen las banderas españolas y toman posesión de las plazas públicas con
total tranquilidad. Esto sucede en un Estado (el español) más dado a la taifa,
al cantón, o a la región que al sentimiento global.
Como siempre suele suceder, el
sentimiento nacional, el sentimiento patriótico, surge cuando la “Patria está
en peligro”. Así lo han sentido la inmensa mayoría de los españoles (incluida
Cataluña) y así se ha manifestado. La bandera roja y amarilla (roja y gualda)
ya no es la bandera de los fachas: ya es la bandera nacional.
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