LA LENGUA COMO
INSTRUMENTO POLÍTICO
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Seguramente fue don Antonio de
Lebrixa quien, en primer lugar, vio la lengua como instrumento de poder. Su "Gramática
de la lengua castellana" la dedicó a Isabel I de Castilla. Sin embargo, en este
periodo y en los posteriores en que los reyes de España dominaban un gran
imperio, la lengua no era sustancial. Más tarde y concretamente, los liberales
franceses, son los que identifican la Nación-Estado con la lengua. En España en
principio no cuaja la idea pues somos hijos de un imperio políglota. Son los
criollos españoles de la América latina los que descubren el papel
segregacionista de la lengua. Conseguida
la independencia de las diferentes naciones americana declaran el castellano
como lengua oficial. De esta manera eliminan a los indígenas de la administración
de estos amplios territorios. La propaganda interesada ha señalado a España
como la factora de una imposición lingüística
que nunca realizó. El siglo XIX es el siglo de la segregación de las naciones
americanas de la metrópoli y el inicio en la península de un proceso paralelo y
larvado en el mismo sentido. Pronto aparecerá la Renaiçenca en Cataluña
señalando la dirección del segregacionismo y utilizando la lengua como elemento
cultural ahormador de una nación. El proceso se ha larvado en el tiempo y todos,
de alguna manera, por activa o por pasiva hemos entrado en el juego. El
concepto “países catalanes” señala el territorio que a la larga piensa fagocitar el principado. En
Aragón tenemos la desgracia de que la "Unión Catalanista" trabaja a favor del
independentismo catalán. Todo eso se hace más patente cuando este partido
manifiesta la “insumisión” a los acuerdos adoptados democráticamente por nuestro gobierno autonómico. Aceptar las resoluciones de las mayorías es práctica
democrática, rechazarlas te sitúa en el ámbito
de las dictaduras de la izquierda. Todos los aragoneses sabemos ahora a que
atenernos y de parte de quién está cada cual. Tenemos sobredosis de filólogos
metidos a políticos y tenemos políticos que no
están a la altura de las circunstancias. Aragón tiene competencia sobre
lo que sucede en su territorio y derecho a ordenar sus recursos culturales de
forma conveniente. La intromisión de Cataluña en los temas de Aragón es
inadmisible. Pero lo cierto es que tenemos en nuestro territorio “quintacolumnistas”
nacidos de una política equivocada que tiene su origen en la militancia de Gaspar Torrente en Esquerra Republicana de Cataluña (ERC): una pesadilla para Aragón.
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