Las gentes de la zona han observado a lo largo de los años la relación entre la lluvia caída en la sierra y el fluir de los acuíferos. En el caso de la fuente de Cella, los resultados de las observaciones populares han tenido mucha coincidencia con los estudios hechos por profesionales de la hidrogeología. Particularmente, la rapidez con que fluye el agua desde que cae en las dolinas de Bronchales, hasta que aparece en la fuente de Cella. De todo ello se deducía que había, y hay, una relación directa entre las lluvias caídas en los Montes Universales y el agua que manaba por los diferentes acuíferos: Guadalaviar, Gallo y Jiloca. A este acuífero se le conoce con el nombre de Cella-Molina.
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