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domingo, 12 de noviembre de 2017

Noviembre2017/Miscelánea. BEATIFICADOS EN MADRID TRES MÁRTIRES VICENCIANOS TUROLENSES (SARRIÓN, LA ALDEHUELA Y MONTEAGUDO DEL CASTILLO)

ROQUE GUILLÉN GARCÉS
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Nacimiento:
Sarrión (Te) 21/05/1879
Padres:
Rafael y Pascuala
Bautismo:
Sarrión, Parr. San Pedro 21/05/1879
Votos:
Madrid 20/09/1897
Sacerdote:
Madrid 17/01/1904
Martirio:
Vallecas (M) 24/10/193
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MINISTERIOS Y APOSTOLADO: Fue a la escuela de párvulos del pueblo; un poco mayor, alternaba la escuela con la guarda de los corderos en tiempo de primavera y en este caso se llevaba consigo el libro para repasar sus lecciones; siempre guardaba los corderos en el huerto y otros campos cerca del pueblo por lo cual obedecía a su padre y al mismo tiempo salía airoso con su maestro. Demostró su humildad  y  su  inclinación  a  los  libros.  El  P.  Paúl Mariano Garcés Mata hermano de la madre de Roque, que conocía sus inclinaciones desde niño, le llevó al colegio apostólico de La Iglesuela y, sin duda, influyó en su vocación sacerdotal y misionera. En las vacaciones de verano ayudaba a su único hermano en las tareas del campo y juntos, segando y cantando, pasaban los días distraídos en medio del ajetreo de la recolección. Por eso decían los vecinos: Roque es todo bondad. Tuvo buenas cualidades para la música. Su familia era especialmente devota de la Eucaristía, constantes por tradición en participar en las vigilias. Precisamente la fecha de nacimiento de Roque Guillén coincidió con la fundación en Zaragoza de la Adoración Nocturna (21-05-1879). Estas dos características marcaron su apostolado que desarrolló principalmente en misiones populares y en la atención espiritual a las Hijas de la Caridad de suerte que, sin ser un orador brillante, era un hombre de mucha oración y su vida convencía. Predicó en el mismo Sarrión y pueblos vecinos trasmitiendo paz, gusto por la liturgia y amor al trabajo. Sus compañeros dicen de él que era piadoso, sencillo y humilde; sacrificado y trabajador; observante de la regla y particularmente puntual en acudir a la oración de la mañana; reconocía y aplaudía sinceramente los éxitos de los demás; un excelente compañero que se hacía querer de todos.
El P. Roque Guillén trabajó en La Iglesuela del Cid (Teruel), Teruel capital, Ávila, Orense y Zaragoza. En 1930 recibió su último destino, la casa de Capellanes de Madrid.
MARTIRIO: Consecuente con su conducta de obediencia y alegre sacrificio, en época de persecución religiosa permaneció en la comunidad al servicio espiritual de las Hijas de la Caridad. Allí fue hecho prisionero el 25 de julio de 1936 con El P. José María Fernández y compañeros, por su condición de sacerdotes y misioneros, realidad que jamás disimularon. Fue martirizado el 23 de octubre de 1936 en Vallecas. Siguió el mismo proceso de prisión, tormentos, coacciones para que denunciaran los refugios de otros compañeros y martirio, que el P. José María Fernández.
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ROQUE CATALÁN DOMINGO
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ROQUE CATALÁN DOMINGO
Nacimiento:
Aldehuela (Te) 24/01/1874
Padres:
Vicente y Joaquina
Bautismo:
Aldehuela, Parr. S. Miguel Arcángel 24/01/1874
Votos:
Fuente el Saz (Madrid) 19/02/1900
Martirio:
Hortaleza (M) 22/07/1936
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MINISTERIOS Y APOSTOLADO: La vida y la muerte de este Hermano Paúl son excepcionales. Perdió a su madre enseguida de nacer, pero encontró una excelente familia con su padre y los abuelos maternos. La decisión de consagrarse a Dios la tomó Roque a los 24 años, a raíz de unas misiones en Aldehuela. Su padre que era un hombre justo y muy piadoso solicitó también el ingreso como hermano Paúl, pero no le admitieron por la edad. Aconsejado por el señor obispo de Teruel, se hizo Hermano cisterciense del monasterio de Dueñas (Palencia) y llevó de religioso una vida tan edificante como la había llevado de seglar. El H. Catalán estuvo siempre destinado en la casa provincial de Madrid. Los últimos 26 años como enfermero. De él se ha dicho que reproducía sin darse cuenta las escenas más delicadas de las vidas de los santos. Destaca por su devoción a la Eucaristía y a la pasión del Señor. Consiguió llevar a su pueblo una imagen de la Virgen Milagrosa y que le dedicaran un altar. Convencido de que Dios lo quería mártir, cuando en España no había ni asomo de persecución religiosa, pidió destino a la Misión de Cuttack (India). Al no conseguirlo no perdió la esperanza. Decía a sus compañeros. ¡Yo seré mártir! ¡Dios se las arreglará! El domingo 19 de julio de 1936, fiesta del santo fundador, fue andando al Cerro de los Ángeles y pasó el día en oración y ayuno. Solía hacerlo todos los años.
MARTIRIO: El martes 22 de julio llegó a la casa central de Madrid una vaga noticia de que los padres y hermanos de la comunidad de Hortaleza habían sido apresados por los rojos, y que dos habían sido asesinados a tiros, como efectivamente sucedió. Ante esa incertidumbre el H. Catalán pidió permiso al superior para ir a Hortaleza y ver si podía hacer algo en su favor. Al despedirse dijo: “Voy con la bendición de Dios a enterarme de nuestros hermanos de Hortaleza, y determinado a confesar altamente mi fe si sale el caso, que con seguridad me saldrá. Si no vuelvo, no se preocupen de mí, sino canten un Tedeum al Señor en acción de gracias, porque me habrán martirizado y estaré en el Cielo”.
A la entrada de Hortaleza, junto a lo que entonces era el convento de la Sagrada Familia, arrebatado a las religiosas y convertido en centro marxista, le dieron el alto, le preguntaron a dónde iba, él dijo la verdad, le reconocieron como fraile y sin más delito lo mataron por la espalda, con un tiro certero en el cráneo. Tenía 62 años.
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PEDRO PASCUAL GARCÍA MARTÍN
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Nacimiento:
Monteagudo C (Te) 06/06/1892
Padres:
Pedro  Francisco y Jerónima Emiliana
Bautismo:
Monteagudo, Parr. de   los Ángeles 07/06/1892
Votos:
Madrid 27/10/1910
Sacerdote:
Madrid 22/09/1917
Martirio:
Paracuellos (M) 01/12/1936
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MINISTERIOS Y APOSTOLADO: Sus destinos fueron Alcorisa (Teruel), Ávila. En 1923  le  enviaron  a  la  Misión  de  Cuttack (India) recorriendo las estaciones de Surada, Jatny, Kurda Road. Visitaban con frecuencia las cristiandades y escuelas apartadas del centro, con el fin de administrar sacramentos, ir formando a los maestros y catequistas y predicar la divina palabra a fieles e infieles. Dice el P. José Mª Fernández: “Rara vez sale un misionero a estas excursiones que no sea atacado más o menos por la fiebre malaria, que gasta las energías y va poco a poco consumiendo la salud y la vida, pero todo se da por bien empleado cuando se considera el valor de las almas y lo que Nuestro Señor sufrió por redimirlas y salvarlas”. Regresó a España por motivos de salud, en 1933 con intención de volver a la misión. Estaba preparando un diccionario con las lenguas del país. Destinado a la casa provincial de Madrid, en años de auténtica persecución religiosa predicaba frecuentemente retiros a los obreros de la Compañía de San José en el Cerro de los Ángeles.
MARTIRIO: El 25 de julio, al despedirse de su tía sor Pilar Martín Gargallo, superiora del hospital Homeopático, le dijo: “Si no me ve en unos días es que me han matado o estoy en la cárcel”. Encontró refugio con el P. Francisco Morquillas Fernández en la pensión Mejicana, con dos Hermanos Maristas, dos Pasionistas y el Dominico Amado Cubeñas Diego Madrazo. El 28 de julio por la noche ya tuvieron el primer registro. Ninguno de ellos negó su condición de sacerdote y religioso.
El 5 de agosto los trasladaron a la comisaría de Congreso, al día siguiente a la DGS. Cuando le preguntaron ¿Tú eres cura? contestó: Yo soy misionero. El día 7 ingresaron en la cárcel de San Antón en el denominado salón de los frailes. Lo incluyeron en la saca del 30 de noviembre, con numerosos sacerdotes y religiosos, entre ellos la comunidad de Agustinos de El Escorial. El seglar Pedro Palomeque, con quien tuvo mucha relación en la cárcel, declaró: “Subieron a las 11 de la noche. Me dijeron a mí: A ese fraile le avisas a la una o las dos de la mañana para darle el paseo. No le dije nada. A las dos de la mañana entró el responsable, le despertó con el pie. Le dijo que se fuera con ellos. Yo le acompañé hasta la puerta de la galería, en la reja. Nos dimos un abrazo y apretón de manos. Le llevaron en el camión con los otros a Paracuellos (Madrid) y allí le fusilaron”. Pudo ser la primera saca del día 30 de noviembre de 1936.
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