2.025 años después de Cristo Jorge Pueyo pregunta por la A-68
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¡Señor, aparta de mi este cáliz!
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Oigo a la Cha hablar de carreteras y las lágrimas me corren por las mejillas. Me acuerdo de Soro, que en buena hora dejó la consejería de Vertebración del Territorio, y vuelvo a sentir sudores fríos. Si alguien ha "trabajado" mal en ese departamento ha sido la Cha, con Soro y el director general de carreteras Fuster. Hace unos día salió en la TV un mapa autonómico en colorines que mostraba gráficamente y llamativamente el estado de las comunicaciones en las distintas comunidades autónomas y, en ese mapa, Aragón, era la única comunidad con un color negro, neto y total. La carreteras en un territorio desértico son vitales, son el primer servicio social de un pueblo. Por las carreteras llega al pueblo: el médico, el enfermero, el farmacéutico, el secretario (muchas veces el alcalde y los concejales que viven en Zaragoza como muy bien sabe la Cha con lo que le pasó al concejal de Ejulve), el panadero, los bomberos, la Guardia Civil, el fontanero, la alimentación, el del gasoil, el del butano, el cura, el de la funeraria, el albañil... y un largo etcétera. Sin carretera, el pueblo no existe. ¡Caput! Bueno pues, la Cha, de boca de uno de sus dirigentes dejó una famosa frase que no se me va de la memoria: "Mientras haya un solo pobre en Aragón, no haremos ni un metro de carreteras". Y es que en oyendo a la Cha hablar de carreteras o autovías o comunicaciones en general, no lo puedo remediar, as glarimas me s´esbarizan por a geta. No conozco a Jorge Pueyo, pero ya le vale. Ahora se despierta del largo sueño que vive feliz en el congreso de los diputados... ¡Válgame el Señor"
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