GUERRAS CANTONALISTAS CÁNCER DE LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA
La división de los republicanos en "moderados" e "intransigentes" y la toma de las armas como modo de resolver sus posiciones políticas llevó a España a una posición insoportable. El pronunciamiento de Martínez Campos y la restauración en el trono de Alfonso XII se vio como mal menor.
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La rebelión se inició el 12 de julio de 1873 en Cartagena ―aunque tres días antes había estallado la Revolución del Petróleo de Alcoy por iniciativa de la sección española de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)― extendiéndose por las regiones de Valencia, Murcia y Andalucía a partir del 19 de julio, tras conocerse la dimisión del «centrista» Francisco Pi y Margall y la formación del nuevo gobierno presidido por el «moderado» Nicolás Salmerón. Este último, frente a la política de Pi y Margall de combinar la persuasión con la represión, no dudó en emplear al ejército para sofocar la rebelión y nombrar a los generales Arsenio Martínez Campos y Manuel Pavía, opuestos a la República Federal, para comandar las operaciones militares, política que acentuó el siguiente gobierno del también «moderado» Emilio Castelar, que, tras suspender las sesiones de las Cortes, comenzó el asedio y bombardeo de Cartagena, el último reducto de la rebelión, que no caería en manos gubernamentales hasta el 12 de enero de 1874, una semana después del golpe de Pavía que puso fin a la República Federal dando paso a la dictadura de Serrano. (Wikipedia)
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LA SUBLEVACIÓN DE ASTURIAS PRÓLOGO Y ENSAYO DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA 36-39
La II República Española plantea una situación más complicada y compleja que la primera ya que entran en conflicto múltiples factores: ideológicos, laborales, sociales, religiosos además de grupos incontrolados que hacen la revolución por su cuenta. La izquierda acepta de mala gana la alternancia en el poder con la derecha como había sido tradicional en la restauración (de Cánovas a Sagasta, diría Alfonso XII).
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El golpe de Estado fue duramente reprimido por el gobierno radical-cedista de Alejandro Lerroux, contra el que se había lanzado la insurrección por haber dado entrada en el gobierno a tres ministros de la CEDA, recurriendo, por decisión del general Franco que dirigió las operaciones militares desde Madrid, a las tropas coloniales marroquíes —los regulares del Ejército de África— y a la Legión procedentes del Marruecos español. A pesar de ser derrotada, la Revolución de Asturias se convirtió en casi un mito para la izquierda obrera española y europea, a la altura de la Comuna de París o el Sóviet de Petrogrado de 1917, ya que fue la «última revolución social, bien que fracasada, del occidente europeo» (Wikipedia)