LEYENDA DE LA ENTERRADA VIVA
(M. DE RIQUER, Una versión aragonesa de la Leyenda de la enterrada viva, Revista Bibliográfica Nacional VI, Madrid 1945, pp. 241-248)
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Alfambra, que no esta mucho luent de Buenya, era del conte don Rodrigo, hombre mucho virtuoso e de grant esfuerzo; e estaba de alli, en Camanyas, hun rey moro et bien valient.
El conte tenia una muger bella e liviana de seso; et hun dia el conte se encontró con el rey moro e corriolo hun rato. El rey moro levava hun valiente ginet, et volviendose al conte:
-¿Qué te parece desti venablo?- mostrandole el biembro. El conte sende ridió; et asi se partieron.
El conte comia en su casa con su muger; et tornose a redir benbrandole aquello que avia visto al moro. Dixo la condesa:
Senyor, ¿Por que vos redis?
El conte no ge lo queria dir. Tanto porfidió que je lo dixo. La condesa, oydas las paraulas del conte, sende fizo esquiva; enpero tantost envió hun su secretario al rey moro diciéndole que era su enamorada, et que pensase como faularian en uno.
El rey moro fue muy alegre, et uvo a un moro que sabia de fetillerias; et dio al tractant hun grano dexoblit, e dixole que, quando la condesa durmies, que le meties aquel grano dexoblit dius la lengua, et que staria ocho dias que no se spertaria, e que semejaria muerta.
El tractat lo fizo asi como le avian dicho. La condesa semejava muerta; el conte, que la vidia calient que semblava que durmia, no la lexava soterrar. Et asi la tuvo tres dias, estando maravillados desti… quantos la vidian. El conte acordó de reg… plomo et echaron… palma como… çaron la mano horadada et… de avia visto… ento el conde [la mandó soterrar en una sepultura muy gentil.
Como fue de noche, el tractant la sacó de la tonba; et tirandole el grano de exoblit et dadole a comer, levola aquella noche a Camanyas, al rey moro.
El rey que vido a la condesa en su poder, fue muy alegre; et fizose atan secreto que no lo sabian sino los … el rey, la condesa et… cavet. A los servidores de la casa el rey les dio a entender que je la avian traydo de luentes tierras, et que avia costado doze mil doblas, tanto era… Estuvieron asi ocho meses e ella no se enprenyo, ni tampoco se avia enprenyado del conte.
Esdevinose que hun xristiano que demandaua por Dios, que se avia encertado quando avian horadado la mano a la condesa, vino a Camanyas en tiempo que los cristianos et moros tenian tregua, a demandar por Dios. La condesa era de grant almosna, et sacó una racion de pan et diola al pobre, el cual le vido la mano horadada; e conociole et no dixo res.
De fecho fué al conte ad Alfambra et dixo gelo, el qual fue a la sepultura et no la trobó; creyolo, en especial que quanto la soterró estava calient.
El conte tomó las vestiduras del pobre et vistioselas; et dixolo a sus escuderos, que a Camanyas yva, et que en cier varanco estuviesen escondidos porque, si los avia menester, le socorriesen.
El çonte en maneras de romero fue a Camanyas, demandando almosna. La condesa mateas salio con la limosna se le dio a conocer, et ella mostró alegrarse con él; et secretament metiolo en su canbra. La condesa con grandes lagrimas dixo de cómo falsament era venida alli contra su voluntad, e que querria tornar a el. Diole a comer; e como estava asi, el rey vino. La condesa dixo:
Senyor, el rey viene; poner vos en esta arca.
El conte side metió; la contesa echole la clan. El rey entró en la cambra, abrazó la condesa como aquel que la amava mucho, echola sobre la arca en do estava el conte encerrado et tomó placer con ella.
Como se lexaron del negocio, dixo la contesa bien alto:
Senyor, a qui vos das al conte Rodrigo, ¿Qué le dariays?
Respuso el rey:
La meatat de mi regno.
Dixo la falsa:
Sease: catatlo en aquesta arca.
El conte sallió mal su grado. El rey le demandó como era venido. Ella je lo conto. Dixol rey:
Sus pecados lo yde an traydo; tudus tiempos lo tuvi por hombre de poco judicio, et bien se a parecido quanto aquí se a puesto.
El rey dixo al conte:
¿Cómo soys venido aquí?
Respuso:
Por cobrar mi muller, que si yo pudia tomar otra, como vosotros los moros, no auria venido por ella.
He en una… no lexandose de… tan amorosas… quel rey se paró… a no quererlo ma… e pensava que faria… Dixol rey:
Conte, si en vuestro poder me teniays, como fago yo a vos, ¿Qué fariays de mi?
Dixol conte sin nengun pesar:
Poner vos ya una cadena al cuello et una gentil bozina en las manos, et en hun alto cerro faria fer una grant foguera en do vos cremaria; he asi como fuesemos en la carrera, vos tocaríais el cuerno et yo yria en hun carro, muy bien arreado de trapos doro et de seda, e mis hombres yrian a cavallo a las canyas, fendo grandes alegrias.
Dixol rey:
Pues tan buen voler me tienes, aquella buena voluntad que me lievas auras, e no otra.
Tantost, sin ninguna tarda, arrean el carro quanto millo pudieron, en do yva el rey en grant cadiera, e la condesa, que ya era mora, en otro carro con vellas doncellas et otras sirvientas, e los escuderos, cavalleros con sus almexias desamarrados, sino tan solament adargas.
El conte, con buena cadena al cuello, tocando la bocina tan fuert que se huya del castiello de Alfambra. He como yva a piet, yva poco a poco, he tocaval cuerno a gran priesa. Los del conte, que stavan en celada, salieron bien armados, he con grant virtud fieren a los moros. Algunos se fueron a piedes de rocin; enpero los otros todos murieron. Al rey e a la reyna lanzaron los en la foguera que sta en Palomera, en hun cerro clamado… Quando a nuestro senyor Dios place concuerdanse los fechos.