En la iglesia de San Pedro de Visiedo, siglo XX, se guarda el brazo incorrupto del Padre Selleras
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…yo soy un Fraile Francisco, y por consiguiente ni puedo ni tengo que darles;
pero si pudiera tener, sería muy limosnero…
(Fray Pedro Selleras)
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Padre pedro Selleras
Texto Ayuntamiento de Torre los Negros
Nace
a la Gracia en la villa del reino de Aragón Torre los Negros
(Teruel) el 7 de noviembre del año del Señor 1.555. Hijo de Pedro y
María. Muy despierto por naturaleza, aparte de sus estudios, se
dedica a cultivar la poesía y la música. Tras la muerte de su padre
marcha a Zaragoza. Entra allí al servicio de don Francisco Climente,
Pronotario del Rey Felipe II en Aragón. Al observar sus excelentes
cualidades lo nombra su Secretario. Una joven de Zaragoza, "tan
decorosa por su recato como por su calidad", se enamora del
mismo. El joven corresponde. Sellleras es un apuesto mancebo, músico,
poeta, íntimo del Pronotario.
No es que su conciencia le
acuse de nada, pues su mismo amo ha dicho: "Aún galanteando mi
secretario parece en el recato un religioso". Alguien (Dios) le
llama a su servicio..., y él obedece. Su amo, el noble caballero, lo
siente mucho: le promete más paga, más honores. Responde Selleras:
"Agradezco a V.S. el cuydado, pero no tendrá mal su piedad lo
dexe todo por seguir a quien la tuvo hasta morir por mi"
Pide
ser admitido a formar parte de la gran familia franciscana. Profesa
en el Convento de Cariñena el día 12 de mayo de 1576. Terminados
sus estudios superiores es consagrado sacerdote. Poco después será
nombrado predicador apostólico. Cual caudaloso río a través de
canales, dirigirá su encendida y convincente palabra a muchos
pueblos de la región aragonesa. Se le llamará "Arca del
Testamento", epíteto que en otro tiempo se diera al Taumaturgo
de Padua. Que lo digan, entre otras, las localidades de Visiedo,
Camañas, Argente, Lidón, Muniesa, Lécera, Belchite, Daroca, Hijar,
Zaragoza.
Sus grandes amores, siguiendo el ejemplo del padre
San Francisco, fueron: la Santísima Eucaristía, Cristo Crucificado
y la Madre Celestial, a la que profesó siempre un tierno y filial
amor.
Llenas sus manos de frutos y de méritos, nacerá para
el cielo el día 20 de febrero (un lunes) de 1622, en la localidad de
Visiedo, donde estaba predicando la Cuaresma. Por miedo a que les
arrebaten lo que ellos consideran un gran tesoro será bien pronto
inhumado en una profunda fosa cavada en el interior de la iglesia.
Bien pronto llegan las reclamaciones de la villa de Hijar, a cuya
comunidad pertenecía. Los ánimos se enardecen El Obispo de Teruel
don Tomás Cortés, y el tribunal constituido para tal efecto
determinan que la comunidad franciscana de Hijar tiene perfecto
derecho a inhumar el cadaver en su iglesia conventual.
Han
pasado38 días. Se cava y se cava. Es noche cerrada: una multitud
hostil puede representar un grave peligro. Pronto se escuchan
voces... y gritos... y amenazas: los habitantes de Visiedo están
dispuestos a derribar las puertas de la iglesia: están de acuerdo en
acatar las decisiones del Tribunal, pero quieren ver una vez más a
su querido padre y maestro. De esa manera -providencialmente- serán
muchos los testigos del prodigio que va a suceder. Tras largos
trabajos aparece el ataúd. Es izado a la superficie. Al destaparlo,
el padre Selleras extiende sus brazos en forma de Cruz. Las
autoridades, médicos y cirujano proceden al reconocimiento de sus
restos mortales: "Aparece fresco y flexible, como si de un vivo
se tratara". Su cara "está tan fresca y linda y de buen
color, como cuando estaba vivo". El cirujano, don Alexo Ruiz,
corta su brazo derecho; brazo que todavía se conserva completamente
incorrupto (año 1971) en la parroquial de Visiedo. Comienza a manar
sangre de la herida, al igual que sucederá luego en Torre los
Negros, cuando el mismo cirujano le corte el pie izquierdo, pie que
continúa enteramente incorrupto.
Comenzará luego el largo
itinerario, camino de la villa de Hijar. Prietas columnas que van
engrosando. Solemnísimas honras fúnebres en las localidades por
donde pasa. Heridas que sangran abundantemente. Centenares de gracias
y "milagros". Los hijos espirituales del padre Selleras se
van dando cita en la villa de Hijar. Varios días estará expuesto el
cadaver en "Santa María La Mayor". Miles y miles de
personas (25.000?) se detienen un momento: tocan a su cuerpo rosarios
y objetos personales y depositan un reverente y apasionado beso. Ha
sido el padre, el amigo, el maestro: ahora será el intercesor y
abogado ante el Padre Celestial.
Ante la multitud de los
pretendidos "milagros", el excelentísimo Ordinario de
Zaragoza, Arzobispo don Fray Pedro González de Mendoza, O.F.M.,
decreta la apertura del Proceso Judicial. Deponen, como testigos, más
de 207 personas. Por fin, el día 9 de febrero de 1623, la Comisión
de Doctores y Teólogos determina el culto que se puede tributar al
santo franciscano, EL VENERABLE PADRE FRAY PEDRO SELLERAS LAZARO. Su
cuerpo, incorrupto y fresco a través de los siglos, fue profanado y
quemado por los sin Dios y sin Patria (1936), siendo luego
dispersadas sus cenizas.
El padre Selleras fue, además de
santo, un sabio. Aparte de otras obras escribió de su propia mano
cuatro tomos de gran valor. Los mismos pueden admirarse actualmente
en el archivo-biblioteca del ilustrísimo Cabildo Metropolitano de
Zaragoza