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lunes, 24 de febrero de 2025

Febrero2025/Miscelánea. LA FIGURA DE MARIANO LAGASCA EN LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

REAL  ACADEMIA DE LA HISTORIA
Por Antonio González Bueno

La Gasca Segura, Manuel Mariano. Encinacorba (Zaragoza), 6.X.1776 – Barcelona, 26.VI.1839. Botánico, médico y agrónomo.

Biografía

Hijo de Ramón Gasca y Manuela Segura, campesinos modestos; muy joven fue colocado en casa del erudito Antonio Verdejo, canónigo de Tarragona; bajo su férula, y con el auxilio de Antonio Martí Franqués, estudió Humanidades, se interesó por la agricultura y participó en las sesiones de la Sociedad Económica de Tarragona. Durante el curso 1795-1796 inició, en la Universidad de Zaragoza, los estudios de Medicina, donde asistió a las clases de Botánica dictadas por Pedro Gregorio Echeandía; continuó su carrera en la Universidad de Valencia (1796-1799), donde practicó Botánica con Vicente Alonso Lorente, y culminó sus estudios en Madrid; en 1801 obtuvo los grados de bachiller en Filosofía (11 de junio de 1801) y bachiller en Medicina (15 de junio de 1801), si bien no solicitaría su título de médico hasta seis años después (7 de abril de 1807).

A su llegada a Madrid en el verano de 1800, por intercesión del médico Ignacio Graells, se colocó en casa de Juan Bautista Soldevilla, médico de Cámara, quien le presentó a Antonio José Cavanilles, con el que habría de iniciar una estrecha relación personal y una fructífera actividad profesional en el ámbito botánico. En 1801 (6 de julio) fue nombrado, junto a José Demetrio Rodríguez, alumno interno del Real Jardín; ambos colaboraron activamente en la edición de los Anales de Ciencias Naturales, donde vieron la luz sus primeros trabajos botánicos. Durante el verano de 1803 recorrió las montañas de León y Asturias, pensionado por el Gobierno con objeto de completar la flora española.

Tras la muerte de A. J. Cavanilles (1804), colaboró con su sucesor, Francisco A. Zea, en la docencia impartida en el Real Jardín; ejerció como viceprofesor de Botánica General desde comienzos de 1806 (Real Orden de 14 de enero de 1806) y, desde septiembre de 1807 (Real Orden de 13 de septiembre de 1807), como profesor de Botánica Médica en el Real Establecimiento; en su docencia siguió el método de clasificación propugnado por Agustin Pyramus De Candolle, del que fue su introductor y uno de sus más fervientes divulgadores.

En esos años de comienzos del siglo XIX contrajo matrimonio con Antonia Carrasco Sanabria.

La entrada de las tropas francesas en Madrid le indujo a alejarse de la Corte; sirvió como médico de las Milicias Nacionales, acompañando al ejército destacado en Salamanca (agosto de 1808), Jaén (noviembre de 1809) y Cuevas de Almanzora (Almería) (febrero de 1810), donde, al mando del general José Antonio Sanz, recorrió desde la hoya de Loja a la huerta de Orihuela; en septiembre de 1810 fue destinado a Alicante, pese a permanecer apenas un par de meses —y con quebrantada salud— en esta plaza, tuvo tiempo suficiente para entablar relación con el IX marqués de Rafal, Vicente Melo de Portugal Fernández de Heredia, gracias a cuyo mecenazgo se publicó, en Orihuela, en 1811, el primer volumen de sus Amenidades naturales de las Españas, donde se encuentra uno de sus más valorados estudios, el relativo a la ordenación natural de las Compuestas; pasó luego a Murcia, donde combatió, desde los comienzos de 1811, la epidemia de fiebre amarilla, en la que él mismo recayó en tres ocasiones; en Murcia sirvió en el Hospital Militar de San Andrés y en el lazareto del Llano de la Luz, donde aplicó el método febrífugo ideado por el médico Tadeo Lafuente, a cuyas órdenes sirvió y cuyas teorías divulgó con amplitud. Durante su estancia en Murcia fue nombrado socio de número de la Academia de Medicina de Murcia (12 de enero de 1812), institución que llegó a presidir; tras su regreso a Madrid, la Academia le nombró asociado (3 de octubre de 1814).

La Regencia del reino le confirió, en agosto de 1814, la plaza interina de director del Real Jardín Botánico, confirmada, en propiedad, unos meses después (2 de diciembre de 1814); en 1815 (27 de enero) recibió el nombramiento de profesor de Botánica General, conservando la plaza de encargado del Real Establecimiento que entonces ocupaba; desde 1817 actuó, además, como inspector general de los plantíos y arbolados del canal de Manzanares; se mantuvo en estos puestos hasta su obligada partida a Sevilla (marzo de 1823) y posterior exilio londinense (1824). Colaboró, muy activamente, en la edición de la Agricultura general..., de Gabriel Alonso de Herrera, elaborada por la Sociedad Económica Matritense de Amigos del País (Madrid, 1818-1819) y preparó, junto a Simón de Rojas Clemente, la edición de una Ceres hispanica, que no llegó a ver la luz; tras la llegada a España de las colecciones compiladas por J. C. Mutis, en 1817, fue comisionado para hacerse cargo de los trabajos de ordenación y edición de esta flora, pero no envió a imprenta material alguno.

Durante el período comprendido entre 1814 y 1823, el de mayor desarrollo de su actividad botánica, publicó sus destacados estudios sobre Compuestas, Umbelíferas y Crucíferas, iniciados desde sus primeras colaboraciones con A. J. Cavanilles, y de los que ya había dado a la imprenta sus primeros resultados en Orihuela, en 1811. Elegido diputado a las Cortes (3 de diciembre de 1821), representó a la circunscripción electoral de Aragón durante las legislaturas de 1822 y 1822-1823. Su nombre figura en la “Lista de Masones hallados que componen varias logias de Madrid”, conservada entre los papeles reservados de Fernando VII (Archivo de Palacio, Madrid, t. 67, fols. 159r.-201r.); colaboró, junto a José Francisco Pedralbes, Agustín López de Baño, Narciso Tomás, Ramón Trujillo, José Pumarejo, Pablo Montesino, Ramón Salvato y Mateo Seoane, en la redacción del Proyecto de código sanitario de la Monarquía española presentado en 1822; fue firmante del manifiesto que propugnaba nuevas Cortes y nuevo Gobierno, publicado el 23 de julio de 1822, y de la Exposición hecha a las Cortes extraordinarias por 66 [sic] diputados sobre las causas de los males que afligen a la nación, leída, en las Cortes, el 9 de octubre de 1822. Sus actuaciones en pro de las Sociedades Económicas de Amigos del País le llevaron a ser nombrado, entre otras, socio de mérito de las de Valencia (3 de febrero de 1815) y Madrid (6 de marzo de 1815); fue fundador del Ateneo Español (14 de mayo de 1820), donde desempeñó el puesto de vicepresidente interino y tomó parte activa en la redacción de su Reglamento científico (Madrid, 1820). Las relaciones internacionales mantenidas durante estos años promovieron su inclusión en la Sociedad Fisiográfica de Lund (8 de marzo de 1815), la Academia Leopoldina Cesárea de los Curiosos de la Naturaleza de Bonn (28 de noviembre de 1818), la Sociedad de Horticultura de Londres (4 de mayo de 1819), la Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona (10 de mayo de 1820), la Academia de Ciencias Naturales de Múnich (19 de abril de 1821) y la Sociedad Linneana de París (8 de noviembre de 1821).

Junto al resto de las Cortes, en marzo de 1823, se trasladó a Sevilla; allí soportó la triste violencia de la jornada de San Antonio de 1823, en la que perdió parte de sus pertenencias, incluidos algunos manuscritos y herbario; prosiguió con las Cortes su viaje a Cádiz. Luego siguieron los años de exilio; se trasladó a Gibraltar, después a Londres (1824-1831) y, finalmente, a Jersey (1831-1834), donde estableció estrecha colaboración con el agrónomo sir John Le Couteur.

Durante su estancia en el exilio cooperó con las iniciativas culturales propiciadas por los emigrados españoles, entre ellas el Ateneo Español de Londres, inaugurado el 16 de marzo de 1829, donde impartió clases de Botánica; mantuvo —con limitaciones— sus contactos científicos internacionales y publicó algunas contribuciones en revistas científicas inglesas. Durante estos años fue nombrado miembro honorario de la Sociedad Botánica de Ratisbona (24 de septiembre de 1824), corresponsal de la Sociedad Real de Horticultura de los Países Bajos (17 de enero de 1828), miembro de las Sociedades Linneanas de Londres (21 de diciembre de 1831) y de la de Estocolmo (31 de marzo de 1832) y socio honorario de la Real Academia Irlandesa (24 de junio de 1833) y de la Real Sociedad de Agricultura y Horticultura de Jersey (31 de julio de 1833).

A la muerte de Fernando VII, y como feliz consecuencia del Decreto de 23 de octubre de 1833 firmado por la Reina Gobernadora, pudo regresar a España, junto al resto de su familia, compuesta, por entonces, por su mujer y cuatro hijos: José, Mariano, Juan y Francisco; lo hizo por el camino de París, Lyon, Aviñón y Montpellier, volviendo a pisar suelo español, a comienzos de 1834, por Cataluña; residió durante un mes en Barcelona, bajo la protección de Ignacio Graells y Félix Janer. Retornó a Madrid y fue repuesto como profesor de Botánica General en el Real Jardín (19 de marzo de 1834); desde su puesto promovió la reorganización de los establecimientos científicos y la creación de una Junta de Profesores del Museo de Ciencias Naturales, a la que quedó adscrito el Jardín Botánico, y de la que fue nombrado presidente por Real Orden de 21 de septiembre de 1837; por estas mismas fechas recibió el reconocimiento gubernativo con la concesión de la Orden de Isabel la Católica. Las sociedades científicas siguieron integrándole en su seno; durante estos años fue nombrado socio de la Academia de Medicina de París (31 de marzo de 1835) y de la Sociedad Farmacéutica Lusitana (14 de abril de 1839).

Su delicado estado de salud —probablemente padecía asma— le llevó a trasladarse a Barcelona (28 de diciembre de 1838), se alojó en el palacio episcopal; allí falleció, seis meses después, a consecuencia de una angina de pecho. Fue enterrado, bajo las especiales disposiciones del prelado de la diócesis, Pedro Martínez San Martín, en el cementerio del Este de la Ciudad Condal [Poblenou]. En octubre de 1996 sus restos fueron trasladados a su localidad natal, donde hoy reposan.

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