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viernes, 10 de enero de 2025

Enero2025/Miscelánea. MIGUEL SERVET Y LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y EXPRESIÓN

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LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Chusé María Cebrián Muñoz

Es de actualidad ambos conceptos. Íñigo Errejón fue “lapidado” socialmente por la opinión publicada, no por la opinión juzgada. A nadie interesa ya el juicio y si tiene o no razón. La presunción de inocencia está también eliminada en este caso y en otros muchos. Viene esto a cuento del aragonés Miguel Servet, quemado en la hoguera por lo publicado, que en este caso, sí, coincidía con lo pensado por él. Lo que sabemos cierto es que existe la libertad de pensamiento, porque es un ejercicio interno y autónomo de nuestra mente y nadie lo puede impedir ni cambiar. Más complejo es poner en práctica la libertad de opinión. Opina quien tiene un medio a su disposición y estos medios están o en el Estado o en los grandes consorcios económicos.

Cuando Calvino apresa a Servet sabe que no puede cambiar su forma de pensar, pero sí, su forma de expresión. Una práctica que igualmente realizaba la Inquisición. Cualquier poder judicial sentencia por lo que manifiesta el reo, no por lo que piensa el reo. A tal fin, Calvino puso a quemar (literalmente) a Servet en leña húmeda... No específicamente para causarle más daño, sino para dar tiempo a que expresara verbalmente, con el dolor continuo, el arrepentimiento de sus ideas y la vuelta a la ortodoxia por su iglesia establecida. La leña verde y el sufrimiento prolongado harían que Servet expresara (aunque no renunciara) el arrepentimiento de su ideario (Santísima Trinidad y uso de razón para el bautismo). Por esa razón al acto se llama Auto de Fe. Porque se trata de restablecer la Fe verdadera del reo, por el manifestada, y así salvar su alma. Si el reo, se retracta de sus ideas, muere en la Fe y su alma va al cielo, aunque siga pensando lo mismo. Esta es la razón por la que existen dos libertades: de pensamiento y de opinión. Nadie puede torcer, ni con tortura o muerte, la libertad de pensar. Pero sí que se puede interferir en la libertad de opinión o expresada. Hoy todavía mucha gente confunde ambas libertades y eso es muy peligroso.

La presunción de inocencia que justamente establecen la legislación democrática, debería garantizar el que todo individuo puede mantenerse ética y moralmente inmaculado ante la opinión pública hasta que el juez dicte sentencia firme.

No sucede así. La opinión publicada o peña de telediario es atroz. Volviendo al tema de Errejón. Ya poco importa el que sea juzgado. Es más, es un asunto que ya no interesa a una sociedad banal que traga cada día su correspondiente “sapo” en forma de “hamburguesa” mediática. Por esta razón los medios de comunicación solventes y que contrastan las opiniones deben tener prevalencia si no queremos una sociedad desquiciada.

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