TERUEL MUSULMÁN
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La población andalusí de los valles del Turia y de Alfambra debió de ser escasa hasta la caída del Califato de Córdoba en el año 1031. A partir de esta fecha, sucesivas oleadas de bereberes llegan del norte de África hasta la península. Su intención es recuperar el esplendor del Califato. A este efecto, diseñan rutas que unan las diferentes taifas. Así nace la ruta entre Valencia y Zaragoza que discurre por los ríos (Turia, Alfambra, Pancrudo, Huerva y Frasno) y que deja fortificaciones a su paso. Castielfabib, Villel, Teruel, Alfambra, Cutanda o Encinacorba, son algunos alcázares que defienden esta ruta. En Teruel, los estudios arqueológicos han datado en torno al año 1130 un muro junto a la torre de la Lombardera. Las numerosas cuevas troglodíticas aprovechando "las muelas" que jalonan los ríos que hay entre Libros y Peralejos, muestran, también, esta presencia de los Almorávides primero y de los Almohades después. También la cerámica de Teruel es una herencia Almohade. Hoy mismo hemos visto un muro construido con la técnica de “tapia real” en el muro lateral del arco que pasa por debajo de la torre de la catedral según se ve en las fotografías adjuntas. Cuando llegaron los cristianos en torno a 1168, desde luego, utilizaron a los alarifes moros para la construcción. De esto no cabe la menor duda.