UNO DE SEPTIEMBRE Y DOMINGO
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Me desayuno con el tractor de Andrés en la puerta de casa. Y, me digo: “¡Tractoria ha vuelto!”. Hoy es un buen día (domingo y uno de septiembre) para marcharse a Zaragoza. Las calles se quedan semivacías y lo estarán más cuando marche el último rezagado. Antes de comer tenemos que estar en Zaragoza (dice ella)... (sí, dice él). Veo un coche cargado de niños que me saludan con la mano (Fabiola y Samuel) marchan tristes, es el final de un verano en libertad. La mañana, también es triste porque ni siquiera hay despedidas. Zaragoza está tan cerca que en cualquier momento estás de nuevo en el pueblo, pero, un periodo tan largo y tan lleno de experiencias solamente se da en las vacaciones del verano. Por un par de meses el pueblo ha sido el juguete de los niños. Todo lo han explorado y recorrido, desde la torre de la iglesia hasta el último huerto. El alcalde les ha dicho que el próximo verano tendrán más y mejor arregladas las piscinas y habrá otros cambios con más actividades para los niños.
Todo muy cierto, pero, es la hora de volver al cole, a esas bonitas cárceles coloreadas y saturadas de carteles... a las extraescolares, al inglés, al comedor, a.… esa rutina infernal y aburrida.
En fin, como la vida es un círculo ahora toca ese periodo que cantaba el Dúo Dinámico: “El final del verano llegó y tú partirás....
Hasta pronto, el pueblo queda aquí a la espera de sentir las risas de los niños por las calles y, el que se haya perdido las vacaciones en el pueblo, es porque ha querido...
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Calle Mayor el día 1 de septiembre
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Ya hay sitio para aparcar
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