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domingo, 12 de octubre de 2025

Octubre2025/Miscelánea. EL JUDÍO QUE SUPO ADIVINAR EL SUEÑO DEL MONARCA

El rey prometió una bolsa llena de ducados de oro.

EL SUEÑO DEL MONARCA

(Cuento sefardí)

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Había una vez un rey que tenía tres consejeros. Uno era judío, otro era musulmán y el tercero era cristiano.

Un día llamó el rey a sus tres consejeros al palacio real y les dijo: quiero que me digáis lo que voy a soñar esta noche cuando duerma. El que lo adivine recibirá una bolsa llena de ducados de oro. Sin duda el rey quería probar la inteligencia de sus consejeros.

Tras unas horas de meditación el rey volvió a llamar a sus consejeros.

Habló primero el cristiano y dijo: el rey va a soñar esta noche que va montado en una carroza de oro llena de flores a lo largo de una dorada playa. Hay mucha gente y toda aplaude al paso del rey lanzando gritos de ¡viva el rey!

Hablo después el musulmán y dijo: el rey va a soñar que está en su palacio, en un trono de oro y todos los príncipes de la tierra llegan a sus pies y le besan la mano.

Por fin hablo el judío y dijo: no me atrevo a decir lo que va a soñar su majestad esta noche, pues, presiento que no va a ser de su agrado.

Habla sin miedo le dijo el rey, nada te pasará.

Entonces habló el judío y dijo: El rey soñará esta noche que se va a encontrar solo y desnudo en una espesa y oscura selva. De lo profundo de la oscuridad va a salir un esclavo negro con un enorme látigo. Los golpes que recibirá serán tan fuertes que sangrará y despertará sudando y aterrorizado.

El rey los dejó marchar.

Por la noche el rey se echó a la cama a dormir acordándose del pronóstico del judío y olvidando el pronóstico de los otros dos consejeros.

Soñó el rey lo que le había pronosticado el judío y, entonces, se despertó sobresaltado y bañado en sudor.

Comprendió entonces que el judío tenía un mejor conocimiento de la naturaleza y del pensamiento humano. El judío sabía descubrir las pasiones y temores humanos que nos atenazan.

Así pues, el rey llamó a los tres consejeros y le dio al judío la bolsa de ducados de oro.

Pero más, el rey eligió de entonces en adelante al judío, como su único consejero permanente.

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