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lunes, 20 de octubre de 2025

Octubre2025/Miscelánea. EL POR QUÉ LOS DOLORES DEL PARTO LOS SUFREN LAS MUJERES (ADAPTACIÓN DE UN CUENTO SEFARDÍ)

LOS DOLORES DEL PARTO

(Cuento sefardí)

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Las mujeres de una ciudad hablaban entre si y decían. Estamos hartas, todo lo tenemos que hacer nosotras. Los maridos no hacen nada. Nos tienen esclavizadas. Tenemos que cocinar, lavar la ropa, fregar el suelo, fregar los platos, hacer la cama y lo peor, tenemos que parir con dolor, con mucho dolor... en fin, todo lo hacemos nosotras y los maridos no hacen nada.

Así que un día se juntaron en un congreso todas las mujeres de la ciudad y plantearon su problemática. Finalmente decidieron que para ser justos y equitativos, ya que la mujer engendraba a los hijos, los dolores del parto los sufriera el marido, el propio padre de la criatura.

Una comisión de mujeres fue a hablar con Dios.

Dios las recibió en la Gloria y les preguntó que, qué deseaban que era tan urgente y perentorio para osar subir hasta la Gloria.

Las mujeres le dijeron a Dios que estaban hartas de padecer los dolores del parto... ¡no podemos más!

Bueno, entonces Dios les dijo: “Id tranquilas, de ahora en adelante los dolores del parto los sufrirá el propio padre de la criatura.”

En esto que una mujer se pone de parto. Todas las mujeres estuvieron atentas para ver como se cumplía la palabra de Dios.

Se colocó la mujer tumbada en la cama con la partera. Las otras mujeres ocupaban la salas y las escaleras de la casa expectantes. Había una gran silencio. Entonces el marido se tumbó junto a la parturienta, en una cama a su lado.

Comenzó el parto, comenzó la mujer a empujar al feto hacia fuera, y la mujer no sentía ningún dolor. Tampoco el marido notaba ningún dolor por el parto de su mujer. ¡Inexplicable!

Sin embargo, las mujeres que estaban en el pasillo y en las escaleras comenzaron a oír quejarse de mucho dolor al vecino del piso de arriba. El hombre gritaba como si estuviera de parto...

Al día siguiente la misma comisión de mujeres volvió a subir a la Gloria para hablar con Dios Padre.

Dios les preguntó qué es lo que querían ahora.

Las mujeres respondieron: Señor, es mejor que dejemos las cosas como estaban. Las mujeres seguiremos teniendo los dolores del parto.

Dios concedió, pero ellas notaron una suave mueca burlona en sus labios.

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