EL VIAJE DE SAN EULOGIO POR TIERRAS ARAGONESAS EN EL SIGLO IX
Este viaje pone de manifiesto que en la España cristiana también circulaba la cultura clásica y los frailes en los conventos se instruían y vertían en sus manuscritos obras de singular importancia.
*
En "Los caminos peregrinos de las Cinco Villas" encontramos el siguiente texto:
"San Eulogio de Córdoba viajó a mediados del siglo IX a Pamplona (posiblemente en el año 848) con intención de pasar a Francia, objetivo que no pudo cumplir por las luchas que enfrentaban al conde de Aquitania contra el rey carolingio. Amparado en la protección del obispo de Pamplona visitó varios monasterios navarros y aragoneses, entre ellos Leire y Siresa. Aquí quedó maravillado por la cantidad de libros que conservaba en su biblioteca, de los que llevó algunas copias hasta su Córdoba natal en un viaje que siguió la antigua calzada romana de Zaragoza a Toledo, pasando por Calatayud y Arcos de Jalón. Es seguro que pisaría la Canal de Berdún, en el límite septentrional de una comarca que entonces permanecía en poder islámico. Su periplo por cinco monasterios (tres navarros y dos aragoneses: San Martín de Cillas y San Zacarías de Siresa) se recoge en una carta que envió al obispo Willesindo de Pamplona el año 851, poco después de su viaje, desde la cárcel de Córdoba”
*
Así, San Eulogio, en el año “848 emprendió un viaje hacia Francia, pero al querer atravesar por la Marca Hispánica, encontró dificultades debido a la rebelión de Guillermo de Septimania contra el rey de Francia Occidental Carlos el Calvo. Intentó entonces pasar a Aquitania a través de Pamplona, pero allí también se estaba produciendo el levantamiento del conde García Ennecones o Íñiguez. Acogido por el obispo de Pamplona Gilesindo, comenzó a viajar por los monasterios pirenaicos para difundir entre las autoridades eclesiásticas mozárabes de al-Ándalus importantes obras de la cultura cristiana y occidental. En Leyre halló una Vida de Mahoma que contenía debates teológicos cristianos; en San Pedro de Siresa, ya en Aragón, descubrió obras de tradición grecolatina que no habían sido conservadas en la Córdoba del Califato, como la Eneida, poesía de Horacio y Juvenal, fábulas de Aviano o La ciudad de Dios de San Agustín, que a partir de ese momento formaron parte de la cultura hispánica andalusí. Regresó siguiendo el camino de Zaragoza, Bílbilis,(Calatayud), Arcóbriga, Siguenza y Compluto (Alcalá de Henares), deteniéndose en Toledo junto al obispo Wistremiro, para cuya sede vacante será elegido Eulogio más tarde (858) como metropolitano. Este viaje fue sumamente útil al sacerdote cordobés. Recogió experiencias, descubrió la mentalidad de los cristianos independientes del poder musulmán y pudo enriquecer las escuelas de Córdoba con libros latinos que no se encontraban en la España musulmana.” (Wikipedia)